sábado, 13 de septiembre de 2008

Cenizas humanas

1948. Europa intenta volver a cierta normalidad, apartarse de una vez por todas del gélido terror que supuso la guerra. Los artistas plasman su conmoción en obras desoladas, pesimistas, grises... No hay lugar para el regocijo, se ha perdido demasiado.
Roberto Rossellini es el máximo exponente del cineasta incapaz de fundirse con su entorno para disociar la obra de su tiempo. Casi como un minucioso cronista, Rossellini nos lleva de la mano por donde en realidad no deseamos pasar, porque tememos quedar afectados de por vida. Preferimos mirar hacia otro lado, pero el maestro italiano insiste, es necesario entrar de lleno en la vileza al igual que la misma invadió las almas de millones de desgraciados en aquel tiempo. Se trata de un exorcismo visual. Se trata de sentirnos culpables aunque no hubiésemos nacido.
En GERMANIA, ANNO ZERO, Rossellini no enseña más que unos cuantos planos de una ciudad arrasada (Berlín) y de la conducta salvaje y desesperada de sus habitantes, sus supervivientes. Es la historia de un niño que pierde toda la inocencia de golpe; un niño que había vivido cómodamente y que se encuentra solo, trapicheando para sobrevivir, maltratado por los mayores (la ley del más fuerte). Quzá se nos quiera mostrar la acongojante figura de este niño como un pequeño rayo de luz entre la amoralidad reinante. Casi por primera vez, en cine, somos conscientes de las secuelas de la guerra y, de alguna manera, nos apiadamos de un pueblo que había sido verdugo con anterioridad. Se hace buena la máxima entonces de que nadie gana en una guerra, sólo hay derrotados.
La misma derrota que flota a lo largo de ese característicamente urgente y vital modo de narrar en imágenes que Rossellini poseía y que fueron los mejores momentos del neorrealismo que, muy probablemente, él mismo inventó. Pueda ser ésta una de las películas más duras a las que me haya enfrentado jamás y creo que resulta imposible sustraerse a esa ausencia absoluta de esperanza que recorre cada fotograma hasta llegar a un final que cae como una guillotina sobre nosotros y que no desvelaré por motivos obvios.
Devastados saludos.

3 comentarios:

atikus dijo...

Curioso, una peli muy dura, es cierto, pero me encanta esa manera de narrar, aunque necesito un día especial para ver este tipo de películas, y digo curioso porque tenia desde ayer escogida esta peli para ver pero posiblemente la vea mañana o el lunes, aunque sea un día raro el domingo para verla..son cosas mías, pero el caso es que necesito estar especialmente concentrado, en fin cada uno se busca sus momentos, lo malo es cuando no conoces la peli.

Saludos

ethan dijo...

Una película muy pesimista, donde el realismo se utiliza para sacudir al espectador, para que nada parecido vueva a ocurrir. Muy compleja de analizar; pero muy sencilla de resumir, sólo con tres palabras: Una obra maestra.
Saludos.

dvd dijo...

A Atikus le responde perfectamente Ethan. Se trata de una experiencia bastante traumática, pero merece la pena. Una de esas películas que permanecen en la memoria mucho después de verla.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!