Habría que atreverse a abrir los comics, indagar en, sí, la multiplicidad de historias, argumentos, motivos. Hacerlo desde el reconocimiento a la autoría de quienes se convirtieron en adalides de la autonomía creativa. Eso, y no otra cosa, debería hacer cualquiera que se quiera presentar como "director de películas de superhéroes". Lo de los multiversos está bien, vale, bien. Incluso fue una tendencia desatada durante un tiempo, un manantial que se creía inagotable y terminó siendo un empacho. Y esto ocurrirá, porque empieza a oler a chamusquina lo de sacar de donde no hay, por muy espectacular que se ofrezca el producto. THE FLASH no es una excepción, y su embarullado argumento viene a ser como un hermano muy menor, practicamente deudor, de REGRESO AL FUTURO, con la que se permite hacer varios chistes sin mucha gracia. Al menos, Andy Muschietti es un director lo bastante dotado como para no dejar caer el ritmo, facturar al menos una fruslería sin pretensiones, como un divertimento, caro, pero con vocación de entretener apenas. Con las ya canónicas (y no siempre justificadas) dos horas y media, es demasiado larga, y al menos la mitad se intuye como un gigantesco relleno, con muchas apariciones estelares, eso sí, pero sin nada en su interior que no hayamos visto antes. Para colmo, puede que Ezra Miller sea uno de los protagonistas más insufribles que yo haya visto jamás, excepto cuando hace de psicópata, claro... En resumen, una de esas cosas que se ven y se olvidan, y que sólo puede ser recomendable para fans irredentos.Pero eso ya lo sabíamos...
Saludos.
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