Hoy les voy a recomendar una película para este verano... pero para que la eviten como la peste. MEN se llama, y es la penúltima ocurrencia de un señor al que me da en la nariz que de chico le repetían mucho lo guapo que era y lo listo que era. Alex Garland es un señor con cierto talento visual, un director de imágenes más o menos impactantes, pero al que se le atraganta eso tan insidioso de narrar historias y que encima se entiendan. MEN es un burdo intento de ser extremo, osado al tiempo que refinado e imaginativo. Quiere ser muchas cosas, y sólo es una, y muy simple. Pero déjenme que les ilustre con la gilipollez que se me acaba de ocurrir acerca del título de la reseña, porque reconozco que tampoco he hilado muy fino. MEN es como si mezcláramos el impacto de IRREVERSIBLE, pero sin que nos expliquen a qué viene el trauma de la protagonista (una compungida Jessie Buckley), con el tremendismo alegórico de MELANCHOLIA, sin conseguir igualar el hit parade de "imágenes new born", y rematando con el enternecedor empeño de adentrarse en el "paisaje como estado de ánimo" de EL DESIERTO ROJO. Lo que queda es una señora que parece haberlo pasado muy mal, pero la narrativa de guardería de Garland consigue que no nos importe lo más mínimo ese sufrimiento. Luego, el imcomprensible recurso de utilizar a un mismo actor (aunque sea el gran Rory Kinnear) para que haga todos los papeles masculinos, sin que se intente disimular ni de casualidad. Rematando, ¿de verdad era necesario tanto fatigueo, tanta parafernalia para, como ocurre en su supuestamente catártico final, saber que que tampoco era para tanto? Garland podía habérsela jugado con pollas erectas, machismo reaccionario o mujeres que empapan su frigidez en sesiones de sexualidad fría y monótona. Pero claro, entonces saldría un crítico postmoderno de esos a escupir que Alex Garland ha copiado a Gaspar Noé, a Lars von Trier y a Michelangelo Antonioni... Maldita sea mi estampa...
Saludos.
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