miércoles, 10 de agosto de 2022

Adiós a la musa


 

Y se fue Olivia Newton-John, que durante muchos años formó parte de nuestros sueños, que con su presencia angelical nos invitaba a olvidarnos de los problemas y cantar y bailar con ella, a enamorarnos de ella aunque siempre nos despidiera con una inocente sonrisa. No podíamos estar junto a su mirada entre sorprendida y anhelante, la dulzura hecha mujer, actriz, cantante, o lo que le echaran. Porque Olivia siempre estaba en otro lugar, como caída de los dioses, y nadie podía apartar la mirada si ella aparecía. La musa, se nos fue y ahora nos conformamos con ese polvo de ángel que esparció por un Hollywood que quiso ver en ella a la última estrella, la única que hubiese podido reverdecer viejos laureles de superproducciones resplandecientes. Era una artista que brillaba con luz propia, y sin cuyo aura no podríams entender cosas como XANADU, película imposible, producción destartalada donde las haya, con un guion demencial, luces de neón, como un cruce diabético entre TRON y CORAZONADA. Una de esas barbaridades que sólo se podían imaginar en unos ochenta que acababan de inaugurarse, y que mezclaba diosas del Olimpo, patinaje sobre ruedas, Glenn Miller, la ELO, o el mismísimo Gene Kelly, en la que sería su despedida. Personalmente, la recordaba muy vagamente, como un excéntrico vídeo musical, pero ya llevaba un tiempo rondándome la cabeza, y ha tenido que ser este triste despedida la que me haya forzado a echarle un vistazo. Cualquier cosa que diga no será buena, tampoco mala; he visto cosas peores, quizá no tan tontísimas, pero sí peores. Da igual. El mundo va a ser un poco más feo de aquí en adelante, y es justo dedicar estas pequeñas líneas a una artista que siempre fue muy grande...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!