lunes, 3 de febrero de 2020
Los explotados
Tres años después, Xin Yukun filmó un intenso cruce entre western, thriller y denuncia social (si es que estos géneros no estuvieron siempre unidos) que le une a gran parte del último cine coreano, o a luminarias de su país como Diao Yinan. BAO LIE WU SHENG (EL SILENCIO DE LA IRA) parte dela precaria situación de una región minera, de la que aflora la injusta permuta de los beneficios, al estar todo controlado por unos implacables caciques, que se enriquecen a marchas forzadas. Sin embargo, un suceso aparentemente nimio hace tambalearse este sistema plegado sobre sí mismo. El hijo de un granjero desaparece, después de que sea el único de su pueblo que se niega a firmar una concesión de terrenos; tras una cruenta pelea con un matón, pierde la capacidad de hablar, pero logra dejar ciego de un ojo a su agresor. Obligado a huir, tanto como la obligación de buscar a su hijo, va destapando todas las capas de corrupción, que le llevan hasta el temible gángster, que además de retener al niño también ha secuestrado a la hija del abogado que ha declarado contra él. Con este monumental embrollo, Xin Yukun filma con nervio y brío, pero con menos reflexión de la que merecería un trasfondo tan oscuro. Es un estupendo film cuando hay peleas imposibles y acompañamos al desolado protagonista, pero luego se le notan los agujeros de guion, tapados en su mayoría por un mar de miradas chungas y actos irresponsables. Todo ello con abundante carne de cordero, que ya les aviso que si no les gusta, como es mi caso, lo pueden pasar francamente mal...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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