miércoles, 26 de febrero de 2020
Amar matando
En 1978, Claude Chabrol se embarcó en una destartalada coproducción que habría de rodarse en Canadá, su enésimo acercamiento al suspense criminal en clave de juego de falsas apariencias. Y lo cierto es que LES LIENS DE SANG, sin ser una película memorable, funciona bien si se acepta su carácter abiertamente melancólico, más apegado a la letanía del crimen pasional que al misterio policíaco. Con Donald Sutherland a la cabeza (y lo mejor con diferencia), el film se abre con una adolescente entrando en una comisaría en estado de shock, mientras revela que su prima ha sido asesinada a no mucha distancia de allí. A partir de ahí, se abre una investigación, con la joven como único testigo, pero cuyo relato se va extrañando mientras suma unas incongruencias demasiado groseras, incluso para ser inventadas. Se echa de menos un tratamiento algo más cuidadoso del texto original de Evan Hunter, que se habría traducido en un thriller de los llamados "inteligentes", y aun así hablamos de un Chabrol más comedido que de costumbre, aunque la sensación que queda, además, es la de un reparto bastante desaprovechado, no hay más que ver a Donald Pleasence en una intervención tan corta como anecdótica.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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