martes, 18 de febrero de 2020

La hija del rojo



LA VIUDA DEL CAPITÁN ESTRADA es una película francamente engañosa, difícil de remontar, repleta de tics y lugares comunes, pero con un texto de fondo (la extraordinaria novela de Pedro García Montalvo) rico en texturas y ambigüedades, lo que consigue el raro mérito de haber sobrevivido hasta nuestros días intacta, aunque algo olvidada también. Cuerda se abstrae de su vena surrealista y firma un riguroso cruce de drama de época y cine, si no negro, al menos sí empapado de la fatalidad de éste. El centro gravitacional lo ocupa Luisa (Anna Galiena en plan femme fatale total), hija de un represaliado del bando republicano, pero que se casó con un Capitán Nacional, que una vez fallecido la ha dejado en buena posición. Sin embargo, Luisa es una mujer compleja, visita con frecuencia el arrabal donde nació, mientras es asediada por los militares que conocían a su esposo, especialmente por uno, Javier Zaldívar, que fue un amor de juventud y acaba de volver de África. Así, el film desarrolla por un lado la dualidad de Luisa, que disfruta de su posición, pero no se decide a rehacer su vida con otro hombre, básicamente porque es incapaz de despegarse de su pasado, consciente de la terrible situación que atravesaban los vencidos. E insisto, es comenzar esos diálogos doblados (como uñas sobre una pizarra) y tener que resistir la tentación de no seguir viéndola, y ni siquiera puede decirse que, al margen de su omnipresente protagonista, tenga unas interpretaciones remarcables (ese maldito doblaje...), pero Cuerda consigue encontrarle el tono, entre humilde y decadente, y elabora una película que no será de lo mejor suyo, pero que se puede ver con cierta agilidad, aunque el último tercio se dispare descaradamente hacia las consabidas escenas tórridas, tan afectas a nuestro cine...
Saludos.

No hay comentarios:

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!