jueves, 3 de septiembre de 2015
Comida caducada
Hay quien recuerda SPLENDOR IN THE GRASS, sobre todo, como una gran historia de amor. No voy a ser yo quien contradiga dicho examen, pero sí puedo afirmar taxativamente que no estoy de acuerdo. El magistral (magistral, con todas las letras) guion de William Inge (y que fue el único oscar del film) da cuenta, progresiva e inexorablemente, de cómo todo muta con el paso del tiempo, y aún más, de cómo todo (los personajes, pero también el propio guion, que se va tornando cada vez más oscuro) va tomando conciencia de su propia naturaleza, para acabar aceptándola. Es, por tanto, un "alegre cuento pesimista", que de haber sido hecha en Europa algunos hubiesen calificado de "epopeya existencialista", y además confronta el mundo de esos jóvenes alocados, repletos de pajaritos y hormonas, con la dura realidad de sus vidas, toda vez que ésta les pide que se decidan a intervenir en lugar de quedarse embobados con su propia hermosura. Elia Kazan modula a su antojo los tonos de esta tormentosa historia de amor (sí, de amor), en la que ella es consciente de que su única oportunidad para casarse con el joven potentado es convencerle de que su castidad sólo responde al respeto mutuo; mientras tanto, él, guapo, rico, admirado, deseado, llega a la única conclusión posible:... ¿esperar?... Ufff, largo me lo fiáis...
Él era Warren Beatty, igual de inexpresivo que con Botox; ella, Natalie Wood, esa chica a la que todos nos hemos imaginado con menos ropa de la que solía llevar. Ambos son el soporte fundamental para esta historia que sigue soportando bastante bien el paso de los años; una historia que mezcla amor, odio, locura, celos, pasión y un arranque tan brutal como su extrañísimo, antológico y anticlimático desenlace, que está entre uno de mis diez finales favoritos para que te llamen cinéfilo... y con razón.
... No, no pueden decirme que aún no la han visto...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
4 comentarios:
Yo la he visto unas cien millones de veces (y lo que me queda), es una una de mis favoritísimas. Te perdono lo de "bastante bien" porque te quiero. Este final tiene tantos cojones como el de El Tercer Hombre o el de Lo que el viento se llevó. Es tremenda. Es perfecta. Qué banda sonora, qué fotografía, qué secundarios, qué poema, qué feminismo ("una mujer nunca disfruta de esas cosas de la forma en que lo hace un hombre"), qué maravilla, qué imprescindible.
Qué dramas y qué sufrimientos tan innecesarios ha provocado la represión sexual. Adoro esta película.
También es una de mis películas favoritas y uno de mis finales favoritos. Y ese poema que da título a la película...
Bueno, yo es que a Elia Kazan no lo trago...
La pelicula favorita de mi madre.....
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