miércoles, 18 de septiembre de 2013

Detallismo y humanidad



Es curioso, pero se hace difícil hablar sobre una película como THIS LAND IS MINE, cuando se precisaría lo contrario al ser ésta clara y diáfana en su contenido y mensaje. Podríamos comenzar diciendo que Jean Renoir deseaba plasmar un verdadero discurso humanista antiheróico, nada que ver con lo que Hollywood lleva vendiéndonos desde hace más de cien años. El profesor Lory es uno de los personajes más complejos de la historia del cine, complejo en sus creíbles contradicciones, en sus flaquezas y miedos, en su humanidad palpable, que le lleva de ser el típico don nadie bajo las faldas de su madre a encabezar la indignación de un pueblo, su pueblo, no ya por la ocupación nazi, sino por la cobarde connivencia de los que sí son considerados los "héroes oficiales". Así, el excelente guion escrito por Renoir junto con Dudley Nichols elude con bravura cada peligroso lugar común, y ofrece una historia sin asideros históricos, donde importan más las personas que los hechos, y donde cada plano tiene una consecuencia absolutamente justificada ¿Qué es, si no, más importante? ¿La imposible historia de amor entre el blando conservador interpretado por Laughton y la contestataria profesora (O'Hara), o la explosiva mixtura de lo que él sabe pero calla, mientras que ella desconoce en su tierna ignorancia? THIS LAND IS MINE no es la típica película sobre nazis y antinazis, es una película sobre quién tiene la razón y quién no la tiene; y en ese sentido es de justicia atribuirle la exquisita proporción que contiene entre sus jugosas líneas de guion, puesto que tampoco ningún personaje queda expuesto al vacío argumental. Soberbia colección de momentos hondos, como puñetazos a nuestras tontas conciencias de hijos del Siglo XX, lo que Renoir logra, por encima de sus cualidades cinematográficas, es que permanezcamos atentos al siguiente fotograma, precisamente por ese alambre por el que caminan estos personajes que ni son inocentes ni su culpabilidad puede comprenderse si no es mediante sus propias debilidades. Sin grandes fastos ni oropeles, una de las mejores películas antibélicas de toda la historia; no se pierdan a ningún actor de esta obra maestra, porque están todos en estado de gracia, pero sólo su parte final, ese discurso enmudecedor de Charles Laughton y esas miradas de Maureen O'Hara, pasando de la estupefacción a la admiración más absoluta, forma ya parte de la historia inmortal del séptimo arte. Brutal.
Saludos.




* (No podía yo cerrar esta reseña sin recomendarles uno de los primeros y mejores blogs con los que me topé hace ya unos cuantos años, porque si realmente les interesa la obra y milagros de Charles Laughton ésta es su biblia)

7 comentarios:

David dijo...

Tengo sueño y me voy a la cama.
Mañana me leo tu entrada. A mí este "panfleto" me encanta. Una pena que Gloria no actualice ese blog, y haya hecho desaparecer el otro. En fin...
Buenas noches.

David dijo...

Bueno, me la he leído antes e irme a dormir. mmm. Sí. A mí también me gusta mucho esta peli. El momento cuando se "despide" del profesor es tremendo. Y el beso de Maureen al final, la dignidad de su salida de clase. Esta película siempre me ha gustado (pero como me echan en cara algunos amigos, yo soy muy de películas con "mensaje" (jaja) )

Cinemagnific dijo...

No sé qué ha pasado pero desde hace meses no podía entrar a tu blog. La imagen de arriba no se me terminaba de cargar. Tengo ordenador nuevo: imagino que será por eso. Pero vuelvo a visitarse asiduamente y me apunto tus recomendaciones ;D

dvd dijo...

No sé si lo he contado alguna vez, pero Gloria fue el primer ser humano (ignoto para mí, se entiende) que hizo un comentario en este blog, así que para mí siempre ocupará un sitio muy especial junto a otros blogueros que por diversas razones eligieron no continuar actualizando, como Capri, como Eduardo... Snifffff... Aunque vosotros tampoco estáis mal, cachoperros...
Cinemagnific: no me extraña que tu ordenador nuevo no te permita entrar a esta casa, aquí siempre hemos sido chapados a la antigua...

Mister Lombreeze dijo...

A mí me parece una película tontorrona, como todo el cine de Renoir. Yo creo que el guión es muy malo, aunque necesario como propaganda para acallar la demostrada cobardía de los franceses durante la ocupación alemana. El prota es un bobalicón aunque el buen hacer de Charles Laughton hace resplandecer el discurso final que es lo único que merece la pena de esta película.

dvd dijo...

Hombre, tontorrona... no sé yo...

Mister Lombreeze dijo...

Simplona

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!