miércoles, 21 de septiembre de 2011
¿Qué le pasa, Doctor?
Con una filmografía que arrancaba a finales de los sesenta, y que es (cómo no) ignota en nuestro país, el francés Michel Deville decidió adaptar, allá por 1999, la novela de Martin Winckler que abordaba las vicisitudes de un médico rural ciertamente peculiar. LA MALADIE DE SACHS es al mismo tiempo un fino diseccionador social, que apenas deja títere con cabeza, sobre todo a la hora de juzgar las gilipolleces por las que uno va al médico, pero también se coloca al otro lado de la mesa y da buena cuenta de los interiores de un tipo incapaz de ayudarse a sí mismo, lleno de complejos y miserias y con el único propósito de, al menos, ayudar a todo el que vaya a su consulta, tenga el problema que tenga. Así, el pobre Dr. Sachs se convertirá en improvisado psicólogo, confidente, confesor y hasta caritativo samaritano, mientras su monótona vida cada vez tiene menos sentido. Así, Deville propone un curioso y estimulante juego de espejos, un poco a la manera de Chabrol, pero también con la profundidad psicológica de Truffaut, para hablarnos de todo un pequeño universo, incontrolable, fascinante dentro de su propia mediocridad y con un continuo desfile de personas que, a lo mejor, ni siquiera necesitan un médico, sino alguien que les escuche. No sé si esta especie de naturalismo es sincero o impostado, a mí me rechina igual que me atrae, pero no hay duda de que, una vez más, son los franceses los que demuestran que se puede hacer (buen) cine de casi cualquier cosa. Si tienen la oportunidad de encontrarla, no les defraudará, e incluso les volverá locos intentando ponerle un género; no esperen un "Doctor en Alaska", Sachs no es tan buen vecino ni tan mal médico...
Saludos curados.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
Bueno, pues a ver si damos con ella.
Sí, hombre, está por ahí... ¿y lo del ovni?...
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