Sigamos indagando en el oscuro mundo de las películas que creíamos que se nos habían quedado en el tintero. Hoy, y sin que sirva de precedente, no traigo una mala película, quizá fallida, puede que un poco maniquea, o copiona, pero la verdad es que FREEZE FRAME es una película, cuando menos, sorprendente; esto, a día de hoy, no es poco, la verdad.
El film de John Simpson se mete en todos los charcos habidos y por haber y de casi todos sale indemne;ésta es la sórdida historia de un tipo reducido hasta lo absurdo de su situación personal por culpa de una acusación que resulta ser falsa y por la que sale absuelto, aunque sin poder desprenderse de los juicios paralelos, tan en boga hoy en día, que en los medios públicos siguen acusándole. Lee Evans borda un papel complicadísimo, interpretando a un hombre sin vida, que vive en un búnker, se graba 24 horas al día y se afeita todo el cuerpo, todo para tener una coartada perfecta y no dejar que le tomen ninguna muestra; incluso sólo sale a la calle con una aparatosa cámara que le enfoca constantemente. Aun así, el reto consiste en desmontar todos sus sistemas de seguridad, poner en pie una nueva acusación sin que nos resulte chirriante y terminar rizando el rizo en una resolución circular e igualmente ingeniosa.
Puede que nos suene a ya visto, que algunas de sus bazas fundamentales bordeen el ridículo o que le falte el empaque de títulos de similar factura (y deben leerse SEVEN, ZODIAC o MEMENTO), pero a mí me mantuvo con el interés suficiente como para esperar a su deconcertante final sin aburrirme demasiado. Insisto: altamente recomendable para pasar hora y media de entretenimiento sin muchas complicaciones.
Saludos en pausa.
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