Terror, efectos digitales, actores de teleserie, desarrollo de teleserie, efectos de power point, resoluciones de teleserie, autobombo de chaqueta de pana, gafas de pasta de Afflelou, subvención menestral al canto, diálogos de teleserie, guión de teleserie pero editado y expuesto en su librería más cercana (la FNAC, vamos), inicio sonrojante, final de espanto, música intrascendente... Cine español de fantasmas, hecho por y para fantasmas; cine fantasma, sin sentido aparente ni razón de ser, a no ser que algún productor que fue al mismo colegio que José Fra(u)de defienda el "todo vale si se hizo antes en USA".
Elio Quiroga se llama el muchacho, NO-DO la cosa en cuestión, la niña de arriba no sé... debe ser un ente terrorífico de la noche de los domingos (Íker Jiménez dixit). Éste es el cine con el que Ángeles González Sinde quiere que vayamos a las multisalas y levantemos las nóminas de unos directores cansinos y unos actores chafarderos y de registro insoportable. Nos tragamos la estafa, pagamos por ello, nos olvidamos inmediatamente, entramos luego en el Burger King, miramos escaparates... seguimos la secuencia lógica del consumidor medio y su cadena de consumo rápido y luego nos hacemos creer a nosotros mismos que todo debe ser entretenimiento pagado igual de rápido. Y me permito una reflexión algo idiota: las películas valen el doble de caras y se ven en pantallas la mitad de grande; el patrón no deja de ser inquietante... ¿para cuándo un film sobre ello?
Salunodos.
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