viernes, 13 de marzo de 2020
Polvo de estrellas
¿Podría reconciliarme DOLOR Y GLORIA con el cine de Almodóvar? Podría, y aun así seguiría insuficiente. Porque veo ese deseo de redención en cada fotograma, en cada frase milimétricamente implementada tras este autorretrato mucho más autocomplaciente de lo que puede parecer en un principio. No tanto exorcismo como un relajado ejercicio de confesión, claro que el director manchego se abre más que nunca, y que la sensación es la de ser invitado a una casa, la de su memoria, pero también la de sus obsesiones, menos carnales de lo esperado y más arraigadas al espectáculo visual. Es un repaso a su vida, entendiendo que ésta ha de interesarnos tanto como para instalarnos en el centro de la misma y recorrer junto al protagonista (Antonio Banderas, dulcemente taimado) esta cenital propuesta de himnos y vaivenes, libros acostados y camisas de otros. Un viaje, en fin, que puede que nos reconcilie a algunos, aunque no sé si estoy completamente seguro de ello...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
Pe me mata.
Como diría Berlioz "Episodios de la Vida de un Artista".
Medio reconciliado me dejó.
A mí también, maño...
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