viernes, 7 de diciembre de 2018
La blanca doble
WHITE GIRL es una cosa, una sola. Una cosa de esas que vemos en cascada cada temporada, en la espiral de festivales independientes y estrenos fugaces, o el tipo de cine que ahora se hace llamar independiente, cuando se confunde independencia con premura revisionista. El debut en la dirección de Elizabeth Wood es uno de esos impactos menores, o explosiones controladas que sirven, si acaso, como impulsor de algunas carreras incipientes, necesitadas de oportunidades en el océano de las celebridades. Ahora bien, de ahí a otorgarle etiquetas innecesarias creo que media un mundo, y he leído algunas críticas que tiraban por el exhibicionismo de Larry Clark, cuando no tiene absolutamente nada que ver. Sin ser un gran fan del cine de Clark, sí considero que posee un discurso propio, que no inventa nada nuevo pero al menos retuerce las convenciones para indagar en las entrañas del stablishment. WHITE GIRL, en cambio, es una historietilla, un pequeño relato que Carver podría haber elevado a elegía urbana, pero que adolece de no saber cómo resolver la inane e inocua peripecia de una chica de Oklahoma que se ve envuelta en toda clase de historias escabrosas cuando se muda a Nueva York para proseguir sus estudios universitarios. Con bastantes pocas luces, su vida transcurre entre fiestas, drogas y sexo, con la magnífica ocurrencia de liarse con un dealer de poca monta, y luego tener que ingeniárselas para sacarlo de la cárcel, imaginen cómo. Aun así, el film tiene puntos interesantes, un metraje adecuado y la posibilidad de ver a una actriz, Morgan Saylor, intentando desprenderse precozmente de la peligrosa etiqueta de "actriz adolescente", que le pesaba desde su lamentable actuación en la serie "Homeland".
No sorprende ni escandaliza, pero se ve sin mayores sobresaltos.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
Desde que su padre se hizo terrorista islamista, la vida de Dana Brody ha ido en verdadera caída libre...
Fuera de bromas, la espiral de autodestrucción de esta chica me parecía muy insufrible al inicio (siempre me ha aburrido ver a la gente alcoholizarse, drogarse, bailar hasta el calambre y tirar a ciegas con quien sea porque no tiene nada mejor que hacer), pero después, más allá de romanticismos o sentimentalismos, me parecía interesante, porque la muchacha es incapaz de tomar una buena decisión y es casi como si deseara que el mundo la escupiera y se aprovechara de ella... Pero sí, no es que la película sea muy brillante en todo caso...
Saludos.
No es tan mala, sólo que no hace verdadero daño como pretende... Es un chiste malo, ya lo sé...
UN saludo.
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