sábado, 29 de diciembre de 2018

Una comedia comedida



La comedia es reírse de uno mismo, que es lo que debió pensar Joe Dante cuando decidió abordar, seis años después, la secuela del film que le catapultó a la fama en Hollywood. Dante siempre ha sido un extraño híbrido de autor y artesano, al que creo que le hubiese venido muy bien haber nacido un par de décadas más tarde, y cuya mirada deliciosamente subversiva era observada de reojo por los grandes estudios, que se resistían a dotarlo de mayor presupuesto. Así que GREMLINS 2: THE NEW BATCH es una película muy diferente a la original, ya sea porque el elemento sorpresa queda fulminado o porque Dante supo ver a estos incorregibles diablillos como el motor principal de la trama, en lugar de la excusa exótica. Es cierto que esta segunda parte es puro frenesí cinemático, y que el argumento prescinde ya de cualquier atisbo de originalidad, fiándolo todo a un continuo juego de metarreferencias tan irreverentes como Rambo, la saga de Alien e incluso los musicales de Broadway. Por meter, hay un papel hasta para el gran Robert Prosky haciendo del entrañable abuelo vampiro de Los Monster. Una locura sin pies ni cabeza, ideal para no pensar demasiado y sí observar lo que más merece la pena, como el impresionante trabajo de marionetas, impensable hoy día, y que marca las evidentes diferencias con el entretenimiento que se hace hoy día.
Intrascendentemente divertida.
Saludos.

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