jueves, 14 de junio de 2018
Una espiral de ambigüedad
Lo más difícil de una adaptación literaria siempre es ajustar el tono y criterio del director al hueso homógrafo del autor original; de ello suele ocuparse un guionista más o menos hábil, que no se quede en mero redactor y/o hagiógrafo, pero es más complicado cuando el guion lo firma el propio director. Ahí, le quedan dos opciones: canibalizar el texto o intentar atrapar el fantasma. Esto último es la agonía y némesis del siempre irregular Roger Michell, un "noautor", de los que antes se denominaban con menos saña "artesanos". No nos coge de sorpresa, pero en MY COUSIN RACHEL le puede la premura del ingenio, que es lo contrario que debe aplicarse a una adaptación de Daphne Du Maurier. Y si no, que le pregunten a Hitchcock. De todas maneras, no seamos crueles, Michell logra algunos momentos de buen cine con esta diabólica parábola sobre las apariencias, los engaños, la ingenuidad y los intereses, pero casi todos queda acreditados a nombre de una espléndida Rachel Weisz, que simplemente parece estar en una onda superior e inalcanzable para sus compañeros de reparto, sobre todo un perdidísimo Sam Claflin, que aparece demasiadas veces en soliloquio, sin que sepamos muy bien la razón. Y ya digo, es que la novela es otra cosa, porque lo que aquí se intenta sugerir aparece subrayado, cuando hubiese necesitado mayor sutilidad y atención a las constantes metáforas surgidas en ese coitus interruptus que trae de cabeza al pobre niño rico (en realidad un melón con suerte) que cae rendido ante los encantos de la misteriosa Rachel, casada en extrañas circunstancias con su tío en Italia y que vuelve a la casa inglesa con unas intenciones no demasiado claras.
No está mal, pero ahí había terreno para haber hecho algo bastante más grande.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
Rachel Weisz pertenece a un exquisito grupo de actrices, aquellas que se apoderan del celuloide y atrapan magnéticamente la mirada del espectador. Gran actriz.
Saludos.
Es, con mucha diferencia, lo que no deja a este film ser mediocre. Una actriz como la copa de un pino, sí señor.
Un saludo.
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