domingo, 24 de diciembre de 2017
Rincón del freak #295: El artista fantasma
Llevo cuestionándome la existencia y/o conveniencia de esta sección desde que se me ocurrió comenzarla un domingo de... no me acuerdo, la verdad. Pero luego retomo el leit motiv esencial del blog, el motor sin el cual sería inviable su existencia, y este rincón de dejadeces y absurdidades, de rarezas o purulencias fílmicas, resulta ser el punto exacto de mesura y descreimiento para no caer uno en la pedantería o el dogmatismo más rancio. Mi idea del cine es casi inasumible, y comprende un hambre fagocitadora que sólo puede ser calmada momentáneamente, lo que lleva a que en una misma semana se den la mano los clásicos, los vanguardistas, los maestros, los aprendices, los grandes, los ínfimos, los trascendentes, los irreverentes o incluso los farsantes. Y, respecto a esta última etiqueta, no hace mucho tiempo que me encontré de casualidad la alucinada historia de J. X. Williams, nombre incertificable al que se le atribuyen diversas hazañas, entre las que se encuentra el ser el seudónimo de el oscuro autor de infinidad de novelas pulp durante los años sesenta, o diversos films de proto-porno de la misma década. El nombre siempre es el mismo, pero quizá nadie hubiese reparado en él de o ser por la aparición de varios cortometrajes, entre los 60 y los 70, de misteriosa procedencia y que compartían al mismo y enigmático director. Se tiene la constancia de al menos cuatro trabajos atribuidos a este fantasmal director, aunque la teoría que se viene barajando desde hace años es que Williams no es otro que su gran (y único, diría) valedor, un crítico y teórico cinematográfico asociado al underground neoyorquino de los sesenta llamado Noel Lawrence (el sonriente señor de la fotografía). Y resulta que Lawrence escogió como seudónimo otro seudónimo, ya que J. X. Williams no lo inventó él, lo que añade aún más morbo y misterio a la cosa. Sea como sea, lo cierto es que tres de los cuatro trabajos de Williams/Lawrence se pueden ver casi íntegros y gratuitamente, ya que circulan por el "Tubo". Mezcla de psicodelia, found footage y terror bajo los efectos del LSD, títulos como PSYCH-BURN, THE VIRGIN SACRIFICE o una que nos viene hoy ni que al pelo, SATAN CLAUS, berberechista apropiación de un microscópico film del mexicano René Cardona en el que Williams (o Lawrence) destroza el idilio navideño e imagina a un dulce niño que le pide al diablo que incendie el mundo como regalo... En fin, que hoy me he despachado a gusto y por partida doble.
Que ustedes cenen bien y que sigan viendo cine, aunque sea éste.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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