miércoles, 13 de abril de 2016

Andar por andar



... WILD, de Jean-Marc Vallée.
Anduvo la señora, y anduvo y anduvo. Recorrió misteriosas sendas sin haberlas degustado en compañía, ni antes ni después. Ella era antes gris, rota por dentro y fría por fuera. Así que anduvo. Plantó su tienda de campaña en el cero de la Tierra, comió sus cereales sin calor, durmió bajo las estrellas, escuchó a los grillos perderse barítonos en la noche. Pero sobre todo anduvo, arriba y abajo, y hacia delante también. Incluso no echó de menos a la gente, porque también andaba por la novedad de una solitaria estancia consigo misma. Y miró sus pies, que no le respondían; y se sintió como un pequeño zorro salvaje cuando por fin llegó a una ciudad y se vio en un escaparate. Olió las palabras y comprendió perfectamente lo estúpido de andar, y también de quedarse quieto. Las sábanas esperan a quienes marchan hacia el último segundo de su viaje. Lo supo entonces y sólo entonces...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!