domingo, 2 de noviembre de 2014
Rincón del freak #174: De lo que podría haber sido sin una muerte estúpida
El film que nos ocupa hoy podría ser considerado como preeminente de la sección en la que se enclava; su naturaleza y circunstancia son tan particulares que ha logrado mantenerse, cuatro décadas después, como un fresco ejemplo de libertad creativa aun respetando con suma reverencia los códigos del cine clásico de terror. Comenzando por su director, Michael Reeves, que la rodó con apenas 24 años (merece la pena leer su breve e intensa biografía) y que apenas si la pudo ver estrenarse, pues murió con 26, y con un estelar y terrorífico Vincent Price encarnando un extraño tipo de villano que ha devenido en inesperado icono generacional. Lo cierto es que WITCHFINDER GENERAL es un film absolutamente precursor de ese terror tan inglés, descreído y salvaje, que la Hammer puso de moda y luego ha traído de cabeza a hordas de seguidores que han intentado recuperar su espíritu. Si nos ponemos en situación, en tiempos de Cromwell la guerra civil y el descrédito del Rey auspiciaron el relieve de siniestros personajes que, actuando en nombre de Dios, iban a la búsqueda de brujas y hechiceros, cuando sus intenciones no eran más que robar y violar, destruyendo propiedades y dejando un rastro de terror tras ellos... Como nuestra querida Inquisición, pero itinerante. Precisamente, lo que más atrae de este film es la contundencia con la que queda retratado Matthew Hopkins, un tipo nauseabundo y rastrero, y que se cree investido con algún tipo de poder divino, cuando no es más que un simple delincuente; su hieratismo e indiferencia, incluso en mitad de las ejecuciones más horribles (marca de la casa Price, cómo no), dotan a esta película de su genuino valor, más allá de los fallos de montaje y la comprensible bisoñez de su autor. Un clásico, posiblemente involuntario, que ahora mismo sigue siendo reivindicado y rescatado por sus muchos incondicionales, y una obra que, sin ser explícitamente de terror, aún pone los pelos de punta por la crudeza de algunas imágenes, y no precisamente las más sangrientas...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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