domingo, 25 de mayo de 2014
Rincón del freak #156: El apocalipsis juvenílico según San Walt Disney
Si tienen hijos pequeños entenderán de qué va esto; si no, es mejor que busquen inmediatamente su segundo blog favorito... En España hay un montón de cadenas televisivas dedicadas a la audiencia infantil, entre las que sobresaldrían Clan, que se fija en los más pequeños; Boing, que mira a los que ya van creciendo, y que tiene algunas de las series infantiles más interesantes de hoy en día (con Hora de Aventuras a la cabeza) y Disney Channel, que es, en mi desconcertada y ya cuarentonamente descreída opinión, un peligro, un campo de minas antipersona de colores pastel y pompones perfumados. Esta cadena propone una batería de series idénticas en las que todo el mundo se lo pasa genial y no tienen ningún problema que no puedan solventar poniendo voz de falsete y desorbitando un poco los ojos (sí, como si estuviesen hasta arriba de cocaína). En Disney Channel los adultos son torpes ballenatos que sólo beben Sunny Delight y logran mantener fastuosas casas de urbanización sin que se les conozca un trabajo decente (sí, como si traficaran con cocaína). Pero lo peor de todo es esa juventud consistente en émulos de Katy Perry dispuestas a poner cachondón a una rendida cohorte de machos divididos en A) chulos con pinta de malotes, con kilos de laca y ninguna predisposición a decir un solo taco. Y B) frikis que hablan sin moverse y que suelen decir idioteces tras las que suenan risas enlatadas. Estas hembras, neomantis fibrosas, de depilación láser continuada y grave melena hipermechada, están comandadas por una gaucha con propensión a la sonrisa elongada y estremecedora, la misma sonrisa que pondríamos si nos detectaran un cáncer terminal o nos violara un mandingo en Tanzania... Violetta remite a una virginidad eterna y a un discurso tan simplista como peligroso: en el mundo no hay problemas si eres capaz de dar saltos y cantar al mismo tiempo. Lo chungo del asunto es que esta fábula tíos y tías, todos ellos talluditos, con sus contoneos ellas y sus posecitas ellos, está dirigido a niños y niñas de entre cuatro y once años, que son los verdaderos devoradores de esta idiotez; una vez consumado el primer periodo o eyaculación, cosas como Violetta no tienen mucho sentido, pero puede que el daño ya esté hecho para entonces. Ahora hay una "película" en los cines, VIOLETTA. LA EMOCIÓN EN CONCIERTO, que es una sucesión inenarrable e inacabable (y eso que dura hora y cuarto) de coreografías monstruosas y gorgoritos de ultratumba, mientras las hormonas inundan la pantalla y nos imaginamos a la temible Martina Stoessel acercándose con aviesas intenciones y los huesos descoyuntados de tanto bailar. Esa es la vejez que nos espera... y yo lo vi... El horror... el horror...
Saludos.
PD: el director de esta bazofia hizo, hace unos doce años, un documental sobre Slipknot... Este mundo está loco...
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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