sábado, 31 de mayo de 2014

Imagen que existe



El giro hacia la oscuridad experimentado por Claire Denis en su última obra podría ser argumentado como un pesimismo total, un cúmulo de historias ocultas sobre el que impera una idea fija y poderosa: la estremecedora impunidad con la que el dinero puede permitir acciones terribles y que a la directora le cuesta todo el metraje atreverse a enseñar con cierta claridad. Todo lo demás en LES SALAUDS tiene una pesadez y un disgusto que comienza en el extraordinario personaje creado por Vincent Lindon (quebrado precisamente por su falta de flexibilidad) y rematado con esas "afueras" tenebrosas, infiernos situados en lugares que nadie frecuenta, asfixias moratorias de una civilización enferma. Enfermos y civilizados, sería una buena definición para intentar dar cuenta de esta narración, pesada como el arrastrar de un tanque y merecedora de un segundo visionado para descubrir puntos de luz entre el torbellino de primeros planos saturados y frases elípticas que anticipan actos telúricos en la distancia. No sabe uno qué es más terrible, si la soledad en la que viven estas figuras apenas conectadas por hilos de conveniencia mutua; los abusos, ocultos por deudas incomprensibles; la avaricia, capaz de corroer cualquier afinidad; o quizá la incapacidad para comprender qué les pasa y por qué. Estos "canallas" (y todos lo son de uno u otro modo) se odian, se retan, se putean, se hacen daño incluso amándose; no pueden, en definitiva, coexistir, y ésa también es una imagen que existe.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!