lunes, 3 de marzo de 2014
La dificultad de ser sutil en estos tiempos
¿Quién sería Llewyn Davis en esta época de supuesta crisis en la que ningún cantante pasa hambre? Eso parecen preguntar los hermanos Coen desde el lado oscuro de los focos, donde se instala esta pesimista y a ratos incluso desagradable película; tan fuera de cualquier jolgorio, tan poco condescendiente consigo misma, que si no fuera por el nombre de sus creadores no creo que hubiese obtenido ni sus dos irrisorias nominaciones (fotografía y sonido). Y me cuesta digerir que una película tan teledirigida como NO ES PAÍS PARA VIEJOS fuese una conmoción y INSIDE LLEWYN DAVIS vaya a quedar en el fondo de armario de los Coen ¿Por qué? Pues porque INSIDE..., por encima de sus complejos personajes, por encima de su sombrío y taciturno mensaje o por encima de su exquisita puesta en escena, nos devuelve la fe en ese gastado axioma que predica que en cada pequeño rincón de esta miserable existencia aún hay millones de historias esperando a ser encontradas. Y los Coen consiguen disparar en múltiples direcciones la desesperante epopeya de este trasunto de Nick Drake mucho antes de que la figura del cantautor insobornable y atormentado atrayese a nadie; porque mucho antes de que Llewyn Davis vea con el rabillo del ojo cómo un gangoso muchachito de Minnesota se encorva sobre una harmónica, lo único que ha recibido es indiferencia, negativas, burlas y hasta violencia. Davis es el mártir necesario para que los que sí tuvieron suerte un poco más tarde, pudieran empezar a escribir con resplandecientes letras de oro. Luego podemos hablar de la película, de si Oscar Isaac consigue un hito al componer un antihéroe repleto de ternura (y no ternurismo), o si los fabulosos momentos musicales llegan exactamente cuando tienen que llegar, que es cuando menos los esperas. Podemos hablar de qué coño nos importan aquella lejanísima bohemia del Village, pero nada de eso nos apartará de la que es, por derecho propio, una de las mejores películas de los hermanos Coen.
Por cierto, atentos a este nombre: Garrett Hedlund.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
5 comentarios:
Pues aquí no coincidimos. Soy fan de los Coen desde siempre, son unos de mis directores preferidos y, en cambio, esta película me ha dejado bastante frío. Y soy fan también, y absoluto, de las historias de perdedores. Tiene momentos brillantes, sí, pero para mi es algo menor sin ser mala en la filmografía de los hermanos.
Me he encontrado con comentarios similares al tuyo, y me parece bastante revelador. No me veo capaz de rebatirte nada de lo que dices, porque lo que dices es verdad, y la película es desagradecida con el espectador hasta el punto de que a un "fan" puede llegar a descolocarle y parecerle obra de otro director. No sé, quizá los Coen estén entrando en una etapa diferente... ¿Que qué es "diferente"? Pues no lo sé, francamente. A mí me encanta ésta y, fíjate bien, la de Bardem me pone histérico, por lo que puedes deducir mi grado de "fanatismo coeiano"... o como se diga...
Un saludo.
A mi en cambio "No es país para viejos" me gusta mucho, pero tal vez sea porque también soy muy fan de Cormack McCarthy y es uno de mis escritores preferidos (aunque reconozco que no es ésta de sus mejores novelas ni de lejos). Siempre un placer debatir con usted :D
Igualmente.
Por añadir algo: la mía es "Meridiano de sangre"...
Joder... Es una pedazo de novela. Me encanta :)
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