La naturalidad es ese ente grosero, un poco esquivo y orate que se encuentra siempre tras la esquina que no doblamos. El cine es todo lo contrario a la naturalidad; el arte lo es, porque aspira a una cierta sublimación de sus propios registros y hallazgos. Al mismo tiempo, para un artista parece ser el reto más complicado conseguir plasmar todo aquello que previamente han sentido como personas; quizá incluso ofrecérselo a otros; quizá incluso hacérselo creíble a esos otros. Lo que Alexander Payne consigue en NEBRASKA es que veamos los lugares comunes sólo si de verdad yacen allí donde el director cree necesario posar su paciente cámara. NEBRASKA no ha conseguido ningún oscar porque no es más que la historia de un viejo que chochea y que cree haber ganado un millón de dólares en una de esas infames campañas publicitarias que a todos nos han dejado alguna vez en el correo. Sí, pero si sabemos mirar detrás de las esquinas, nos vamos a encontrar con otra cosa; nos encontraremos con las constantes que habitualmente pueblan el cine de Payne. Y encontraremos un humor que elude obsesivamente el chiste fácil; encontraremos unos personajes que podrían vivir a tu lado, porque a veces son estupendos y entrañables, y a veces son unos cabrones egoístas (y puede que eso sea lo normal); encontraremos una historia admirablemente desarrollada, con una prosa que al principio parece exasperante, pero que sólo espera el momento adecuado para expresarse tal y como debe hacerlo. Todo eso está en NEBRASKA, que parece UNA HISTORIA VERDADERA pero no tiene mucho que ver, porque Payne no ve misterios sino evidencias. Y, cómo no, deberíamos rendirnos ante un par de interpretaciones que ponen la piel de gallina. Bruce Dern y Will Forte se adueñan del relato y lo hacen avanzar, a veces a empellones y otras con la agilidad de su gran oficio. Ellos son el motor de esta bellísima película; bellísima en las antípodas de otras "grandes bellezas", pero igualmente emocionante. Porque todo el que, como es mi caso, siente que le ha faltado mucho tiempo junto a su lacónico y taciturno padre, se verá reflejado en esta pequeña gran película.
Saludos.
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