domingo, 24 de noviembre de 2013

Rincón del freak #132: Cinematográfica Guadalupe Emperatriz presenta...



Ahora entiendo de dónde sale la estética e idiosincrasia "chanante"... ustedes me entienden. Al principio les pensaba originales, pero su querencia por el recorte pleistocénico me hizo sospechar que quizá, a lo mejor, había por ahí escondido un patrón. Lo interesante, luego, es conjeturar, una vez visto el despropósito, si éste era consciente de su naturaleza, porque de no serlo entonces estaríamos frente a lo que un visionario como Tarantino llamaría "belleza desestilizada"... Y ahora en serio. Esto es una barbaridad perpetrada por un inefable de la caspa mexicana de todos los tiempos (el inicio de sus andaduras hay que buscarlo en la década de los cincuenta), Rafael Portillo, famoso, entre otras cosas, por ser el responsable de la saga de la Momia Azteca... Y seré todo lo breve que pueda. Resulta que hay un inicio como de video casero y entonces deduzco que nos encontramos en los años ochenta; aparte, el gospeliano título, NARCO SATÁNICO, me conmina a pensar en aquellos momentos de anarquía traficante y mano blandurria. De cualquier manera, lo guapo viene después, porque de repente los que salían al principio ya no salen, y sí otros con atuendo, peinado y modosidad sesentera... ¿?... ¿Qué coño ha pasado aquí? ¿Es el resultado del ensalmo provocado por la cumbia infernal de la foto, en la que una muchacha de carnes muchas se contonea mientras unos cumbieros hacen playback de los Flamin' Groovies? Peor, porque a partir de ahí todo se desboca. Hay una escena en un cementerio donde no pasa nada, pero el montador decide meter un órgano Hammond y la risa de Vincent Price en Thriller (lo juro). Y hablando del montador, una cosa es montar en flashback y otra insertar imágenes anteriores con el mismo sonido... Para volverse loco. El resultado de todo esto es una locura sin pies ni cabeza, donde el satánico es un tipo con disfraz de mono y careta con cuernos, el narco no sale por ninguna parte (aunque el breve protagonista lo semeje) y el final, para ponerles en situación, consiste en un juicio en el que el abogado defensor es el cantante de corridos David Reynoso, pero que en vez de defender al encausado decide hipnotizarlo y mostrar al jurado su plano astral... ¡Mundo viejuno!...
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!