sábado, 23 de noviembre de 2013
Madre Tierra
El recuerdo del visionado de BARAKA en la pantalla IMAX de la Expo'92 es algo que probablemente me llevaré conmigo hasta el final. Un recuerdo imborrable y una experiencia que casi podría describir como única, porque por aquellos años no disponíamos del despliegue audiovisual de hoy día, y este tipo de acontecimientos eran capaces de congregar un numeroso grupo de personas dispuestas a "experimentar", en el más amplio sentido de la palabra. Obra del íntimo colaborador de Godfrey Reggio en aquella enmudecedora obra maestra llamada KOYAANISQATSI, filmada durante tres años en un insólito formato de 70mm y localizada nada menos que en 24 países, estamos ante lo que podríamos llamar "un simple vistazo al planeta Tierra", nuestra casa, ni más ni menos. Y supongo que dependiendo del tipo de espectador, se trata de un film de profunda espiritualidad o minuciosa observación; no tan terrorífico como los ensayos de Reggio, pero sin escatimar algunos de los estratos más inaccesibles del horror, como la entrada al infierno mudo de Auschwitz o la brutal deforestación de la selva amazónica. No podría atribuir una línea absoluta para el desarrollo de BARAKA, que se ocupa tanto de la naturaleza en estado puro, sin intervención humana, como del ser humano confrontado a la naturaleza; de cómo la espiritualidad, despojada de todo misticismo, deviene un fastuoso espectáculo visual (pasamos del muro de las lamentaciones a La Meca sin que advirtamos la diferencia) o la amalgama de cuerpos en una gran ciudad, siempre moviéndose, siempre con prisa, y que queda sajada por la alienígena presencia de un monje taoísta que avanza con lentitud de tortuga haciendo sonar una pequeña campana... Lo sublime y lo ínfimo, y lo trascendente y lo terrible y lo inevitable. Pero también lo hermoso, esa catapulta de sensaciones que con toda probabilidad la mayoría de los seres humanos jamás tendremos la oportunidad de ver en primera persona. Y mientras "esos seres que son más inteligentes que nosotros" nos hablan de viajar a las estrellas, nos estamos perdiendo todo lo que está ocurriendo ahora mismo y aquí al lado; el mensaje de BARAKA, a mi entender, es que ser necio es ser ciego.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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