martes, 7 de febrero de 2012

Una personalidad singular



Hace escasos días hablaba aquí de una reciente producción de la BBC para la televisión, de su reconocible sello como factoría de ficciones; otro tanto podría corresponderse en América con la HBO, que desde hace no demasiados años abandera una forma de entender el audiovisual basado en no escatimar medios y apoyar a cada autor para el desarrollo de su obra. Y aparte de las series, magníficas algunas, no tanto otras, la cadena norteamericana viene produciendo algunos telefilms de factura realmente sorprendente. Es el caso de TEMPLE GRANDIN, una figura desconocida en nuestro país pero que durante muchos años supuso una revuelta bastante notoria en el mundillo científico; primero por sus logros, que fueron (y siguen siendo) de una valía indiscutible, pero también por tratarse de una persona con un problema personal tremendo. Autista, Grandin estaba llena de manías, obsesiones y obstaculos autoimpuestos y aparentemente banales; repudiaba el contacto físico y era incapaz de mantener una actividad ordinaria sin desmoronarse emocionalmente. Aun así, ingresó en la universidad y demostró poseer una curiosa visión matemática, mediante la que su mente podía, en segundos, transformar lo que tenía ante los ojos en un aparato industrial perfecto. Grandin se introdujo en un mundo cerrado en el Texas de los años sesenta, el ganadero, habitualmente reservado a los hombres; y no sólo se convirtió en una autoridad, sino que fue capaz de inventar el sistema que se sigue utilizando para apaciguar al ganado a la hora, por ejemplo, de transportarlo. Personalmente, me conmueve menos la controvertida figura de Temple Grandin, pese a estar convincentemente interpretada por una correcta Claire Danes, como sí lo hacen algunos momentos realmente bien rodados, como la construcción de un matadero totalmente novedoso, con estructuras laberínticas y compartimentos estancos, lo que agilizaba la actividad al tiempo que desestresaba a los animales, algo que siempre ha obsesionado a Grandin, hasta el punto de desarrollar una máquina de relajación para vacas, que ella misma usaba para "recibir abrazos", ya que jamás ha podido admitir el contacto humano. No es una revelación fílmica ni mucho menos, pero sirve para tomar la temperatura a ese mundo de las producciones para televisión, con sus lógicos altibajos, pero suficientes estímulos para haberse convertido en la última gran revitalizadora del audiovisual.
Saludos vacunos.

2 comentarios:

Mister Lombreeze dijo...

Tomo nota. Me ha interesado el asunto.

A cambio te recomiendo Homeland, una serie de tv también protagonizada por Claire Danes, pero esta de Showtime. Thriller político con trama estilo El mensajero del miedo, pero con terroristas islámicos. 12 capítulos. La segunda temporada está cocinándose actualmente. Ya sé que no eres mucho de series, pero bueno.

dvd dijo...

Date cuenta de que devoré CARNIVALE gracias a ti, así que tomo nota y bien que lo agradezco. Aquí la Danes está bien, como para que vuelvan a llamarla para el cine, vamos...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!