viernes, 18 de noviembre de 2011

Un cuento de horror romántico



Haga usted una película, a comienzos de los años sesenta, ambientada en el siglo XIV y que trate sobre una oscura leyenda medieval. Mezcle brutalidad, reflexión teológica, agnosticismo, romanticismo y no pase de las catorce páginas de diálogos. Por supuesto, en Blanco y Negro... Si encuentran otro caso parecido, aparte de JUNGFRUKÄLLAN (EL MANANTIAL DE LA DONCELLA), avísenme, pero lo van a tener difícil.
Siempre uno o varios pasos por delante, Ingmar Bergman ideó una claustrofóbica, brutal y bellísima película a la que sólo se puede y se debe acceder con una entrega absoluta. Y es que todo comienza por los cauces del fanatismo religioso, con una extraña ofrenda a una virgen por parte de otra, una joven princesa que ha de recorrer un peligroso camino por el bosque. No me gustaría contar demasiado, porque lo cierto es que los meandros narrativos por los que discurre esta obra maestra, además de adelantar muchas claves del cine que se haría posteriormente, es una caja de sorpresas, donde las apariencias, las ilusiones, tan presentes en el cine del maestro sueco, hacen que dudemos hasta de lo que nos es presentado como hechos irrefutables. Pocas veces he visto mejor representada una supuesta Edad Media, y no por un derroche de medios técnicos, sino por un tratamiento de los personajes que poco tiene que ver con, por ejemplo, el Siglo XX; moral y religión entrecruzadas, indivisibles en un cuento verdaderamente terrorífico, que hace enmudecer a los ignorantes, a los que creen saber algo sobre cine, el cine como artefacto y no como facto. Desmontar esto no es fácil, pero empezar viendo JUNGFRUKÄLLAN ayuda a cambiar la embotada percepción que podamos tener acerca de la "adaptación" de un tiempo pretérito. Y todo esto sin hablar de la impresionante labor de los actores, con Max von Sydow en todo su esplendor y Birgitta Valberg dando vida a esa doncella que apenas entiende el despiadado curso que tomará su vida. Especialmente significativa es la "dreyeriana" escena final, una especie de metáfora que resuena mucho tiempo después de haber visto esta extraordinaria película. Imprescindible.
Saludos inagotables.

8 comentarios:

Unknown dijo...

Pues casos parecidos, e incluso me atrevería a decir que superiores, son "Marketa Lazarová" (1967) y "El valle de las abejas" (1968), dos filmes checos del poco conocido pero absolutamente imprescindible Frantisek Vlácil.

David dijo...

Pues sí. Peliculón. Y Bergman diciendo que no le salió bien porque era una que quería hacer en plan Kurosawa. Estos genios...
El final (o el prefinal; no el que tú mencionas)... cuando el señor se arma es tremendo.
Y me pasó igual que a ti...Era la representación de la Edad Media, o como tenía que ser, en mi cabeza...alejada de otras representaciones cinematográficas que parecen más bien de cartón-piedra.
Una obra maestra (una entre las muchas que tiene este señor)
Un saludito.

David dijo...

No he visto las pelis que menciona Ricardo Pérez. Las apunto (me pica la curiosidad.
Otra peli que también me pareció tremenda en el rollo de recreación es la de Andrei Rublev (otro peliculón).

Unknown dijo...

Tiene razón David, inexplicablemente olvidé, quizá por ser muy evidente, la mejor película de la historia ambientada en la Edad Media: "Andrei Rublev" de Tarkovsky.

dvd dijo...

Desde luego no puedo (ni debo) hablar de lo que no he visto; lo que sí me congratula es cómo hablar de una magnífica pelicula lleva a otra... y hasta a dos. Saludos a ambos y gracias por comentar...

Pierrot dijo...

Genial. He tenido que ir a Wikipedia porque no me acordaba de esa escena metafórica del final. Por lo visto la película está basada en una balada del folklore sueco del siglo XIII.

Mister Lombreeze dijo...

Lo más inquietante de esta película es el hecho de que mis padres, de novios, fueran a verla a una sala de cine de una ciudad de provincias y que mi padre (que tiene setentaytantos tacos y ha sido pescadero toda su vida) siga citando a El Manantial de la Doncella como una de sus películas favoritas.
Es mi favorita de Bergman. De cuando el intelectual sueco le cantó a su pueblo

dvd dijo...

Ahora me explico de dónde le viene el buen gusto...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!