domingo, 13 de noviembre de 2011
Rincón del freak #45: Manual práctico sobre cómo hacer el ridículo ante millones de personas y sentirte orgulloso porque te has llenado los bolsillos con ello
Vale, no voy a extenderme mucho porque tengo cosas mejores que hacer y porque esta reseña podría llegar a ser más profunda que el guion de EAT, PRAY, LOVE, algo que me llenaría de una repugnancia aún mayor que la que sentí el otro día ante esta cosa de casi dos horas y media... Lo resumo de la siguiente forma: Julia Roberts no gesticula; no puede. En lugar de ello pone la cara que ponía el gato de SHREK. Es una niña consentida que ve claramente cómo se le va pasando el arroz, así que manda al carajo a su marido (otro elemento) y se pira a dar la vuelta al mundo a golpe de American Express. Primero se va a Italia y este trasunto de director (cuando yo dije que Nip/tuck era una bazofia todos me miraban raro... vale) se dedica a amalgamar un tópico tras otro: platos de pasta, botellas de Chianti, mammas en bata, vespas y toooooodo el tiempo del mundo para rascarte los cojones... que trabajen los demás... Luego se va a la India a meditar... (Sí, MM, te puedes descojonar a gusto), pero en realidad lo que hace es la puta vaga, que parece ser lo único que se le da bien (lo digo porque le suena el despertador y se queja la muy mamarracha). La apasionante trama hace que conozca a un Richard Jenkins que no sé qué pintaba por ahí y a una adolescente que se va a casar..., vamos, ni Hitchcock... Pero lo mejor aún estaba por llegar. Nuestra heroína recala en Bali, donde todo el mundo está contento y feliz, menos una masajista divorciada a la que la Roberts le recaudará en un santiamén 18.000$ del ala, que para eso tiene supercompis en todas partes. No me pregunten por qué, pero resulta que en Bali hay una comunidad de brasileños... ¿?, y uno de ellos es Javier Bardem... ¿? El problema es que lo han doblado con acento portugués, de Portugal... ¿? Y... bueno, en realidad el problema lo tengo yo por estar hablando de esto... Ya está, no digo nada más. Una de las asquerosidades más barriobajeras que he visto en mi vida. Sin más.
Saludos malfollaos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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