viernes, 10 de junio de 2011
Alumnos y maestros #5
Lo primero que es CARRETERAS SECUNDARIAS es una excelente novela de Ignacio Martínez de Pisón ¿quién mejor que él mismo para adaptarla a la pantalla grande? Después, nos encontramos con "un cierto tempo" (entrecomillado por tratarse de cine español, lo siento); una cadencia, suave al principio mosqueante más tarde y áspera como papel de lija al final, que es lo mejor del film. Están los actores, sobrecogedor Antonio Resines, haciendo de esperpéntico bufón al que todo le sale mal y al que no le queda otra cosa que el infinito amor que siente hacia su hijo, un Fernando Ramallo apuntando a lo que luego no ha sido. Además de unas estupendas Maribel Verdú y Miriam Díaz Aroca como los dos contrapuestos amores de este curioso desterrado que viaja en un lujoso "tiburón" de aquellos años setenta, que trapichea con casi cualquier cosa y mantiene un incesante ritmo itinerante. El periplo, por la costa primero y por el interior después, servirá para un extraño caso de aprendizaje mutuo; primero el hijo, harto de los trapicheos de su padre, descubre que posee la libertad para moverse y que ese supuesto don para hacer negocios le servirá, cuando lleguen a una base americana, para saber de primera mano qué es eso del amor. Más tarde, golpeado duramente cuando es detenido, el padre descubre cuán desguarnecido ha dejado a su hijo, que será "absorbido" por la poderosa y cerrada familia paterna, lo que abrirá el último y mejor segmento del film, en el que padre e hijo se encuentran en la pobreza, pero verdaderamente se encuentran, al fin libres de secretos y con un duro pero menos incierto futuro por delante, aunque aún habrá de ocurrir un último e inesperado suceso, que da cuenta, entre otras cosas, de la enorme calidad literaria de Martínez de Pisón. Un film sobre aprendizajes recíprocos que yace semiolvidado bajo toneladas de basura subvencionada, ya que a este país le interesa el consumo rápido, a cualquier coste, pero que sea ligerito... Véanla, no se arrepentirán.
Saludos secundarios.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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