miércoles, 16 de marzo de 2011

Cómo explicar el fin



A colación de lo que se escribió ayer aquí sobre el último film de Clint Eastwood, debo confesar que me entraron unas ganas irreprimibles de completarlo con otro film que, en esencia, habla de lo mismo; sin embargo, ENTER THE VOID, del franco-argentino Gaspar Noé, está en las antípodas formales, existenciales y filosóficas del blandito panfleto del norteamericano. Sin ser su mejor trabajo, Noé efectúa un nuevo paso adelante por la cuerda floja, sin red y los ojos tapados, como a él (y a nosotros) le gusta. ENTER THE VOID es una historia sencilla pero expandida y replegada infinitas veces; la historia de Oscar, un joven que vive en Tokyo junto a su hermana Linda. Oscar vende drogas, Linda es stripper en un club. Oscar es emboscado en un bar, recibe un disparo y muere. A partir de aquí, la intención de Noé es filmar cómo el espíritu de Oscar vaga por todo Tokyo, observando a los demás y a sí mismo; sin reglas temporales ni barreras físicas, nos es ofrecido un desconcertante concierto fluorescente sobre una ciudad asfixiante y caótica, un puñetazo visual y sonoro que deja en pañales lo que habíamos visto de este director, que no busca su público, sino que espera a que sea éste quien encuentre la película. No es lo mejor de Noé por varias razones. Porque es demasiado larga; dos horas y media de luces estroboscópicas, ruidos chirriantes y un constante jugueteo con el ridículo existencialista, que afortunadamente Noé salva con su habitual contundencia narrativa. También le pesa que nos demos cuenta, ya con el film avanzado, de lo poco que nos importa todo lo que le ha pasado a Oscar en la vida, y que Noé rescata en una serie de flashbacks absolutamente inanes. Pero sobre todo juega en su contra la terrible contradicción en la que, bajo mi punto de vista, incurre un nihilista como Noé, ya que, al no poder aceptar la idea del vacío y la nada, decide filmar un "más allá de la vida" que es más severo y radical, pero que no deja de tener ese fondo confortable de esperanza y creencia irracional, algo que a Sartre (y debo citar a Sartre aquí) no se le escapaba que siempre será el colchón defensivo mediante el que nos defendemos de una idea que nuestro cerebro no puede dar como factible: nuestra desaparición absoluta e irreversible, nunca mejor dicho. Aun así, Gaspar Noé sigue siendo uno de los directores de cine más originales y estimulantes de los últimos veinte años; algún día saldrá de su satisfecha automarginación de los cánones habituales; mientras tanto, sigamos quedándonos pasmados.
Saludos descreídos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

ps eso, demasiado larga, no me molesté ni en verla acabar. hora y media de los mismo se aguanta, pero casi 3? interesante era, pero....

dvd dijo...

Hasta las 3 de la madrugada estuve yo viéndola... Imagínate...

Crowley dijo...

Sí, es un poco larga, pero me gustó mucho, mucho, sin ser, como apuntas, lo mejor de Noé. Innecesarios esos flashbacks y brillante por momentos.
Saludos alucinados

Anónimo dijo...

Saludos triposos.

Jose Barriga dijo...

Si bien es interesante, lo que realmente molesta -y debería gustar- de Enter the Void, es su obviedad en cuanto a lo que plantea. Si se aprecia en los primeros 20 min de metraje, uno de los actores narra la filosofía que trata un libro que acaba de leer, esa explicación es ENTER THE VOID, los próximos 160 min son solo efectos visuales y artificio artístico. Filosófica, eXistencias? NO LO CREO, Artística e ingeniosa? CLARO QUE SI.

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!