COEURS es el título que Alain Resnais ideó para la adaptación de ASUNTOS PRIVADOS EN LUGARES PÚBLICOS; una adaptación que deja de ser tal en el momento que el maestro francés deja al descubierto el trazo teatral que recorre todo el film.
En COEURS, Resnais se disfraza de Altman, pero también de Oliveira y, como no, de Lubitsch ¿Cómo? Sencillo de decir y difícil de realizar. Resnais propone un nudo gordiano en base a seis personajes en busca desesperada de alguna correspondencia por parte ajena; se buscan, se separan, se miran, se hablan, se disculpan, se añoran... pero algo no les permite colmar sus deseos, la historia de siempre. Pero hay algo inasible en la forma de contar de Resnais y que le hace turbador hasta en lo más mundano. Los personajes parecen ratones en un laberinto (atención a los planos cenitales), atrapados en una de esas esferas en las que nieva si se agitan (la nieve, incesante, es el nexo común) e intoxicados por una especie de resignación de la que saben que no podrán huir. Hay un borracho orgulloso que se niega a aceptar la derrota, una mujer que asiste a continuas citas a ciegas, un solterón enamorado de su compoañera de trabajo, una compañera de trabajo beata que guarda más de una sorpresa y un camarero de esos que tantas veces han asentido a nuestras ebrias gilipolleces sin inmutarse. Pero quedarse en estas descripciones sería quedarse en alguna comedia romántica tontorrona programada para navidad; en cambio, hablamos de Resnais, lo que asegura una gran profundidad psicológica, más allá de apariencias y lugares comunes.
Por cierto, la semana que viene va a estar dedicada monográficamente a un tema apasionante, lo que no deja de ser una novedad en este cajón desastre.
Saludos públicos en lugares privados.
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