Sé que a ustedes, fieles, pacientes y abnegados lectores de este blog cercano al primer año de vida, no les interesará el siguiente dato, pero me veo casi en la obligación de incluirlo a modo de reposo o casi exorcismo. Resulta que hará un par de años me embarqué en una desquiciada aventura literaria, un "ensayo poético novelado y sin personajes"... Un ladrillo de 150 páginas que envié sin mucha convicción a un par de editoriales; una ni me contestó, la otra, educadamente (siempre lo son), me instaba a no cejar en mi loable esfuerzo creativo y se lamentaba de que su línea editorial no pudiese colmar mis elevadas expectativas literarias. Vamos, que ná de ná, vaya. La cosa en cuestión se llamaba Parque Temático, y era una idea que me rondó la cabeza durante bastante tiempo: la vida, todo lo que conocemos como "realidad", transformado en elemento de control, en un inmenso parque de atracciones donde cada sección responde a las necesidades previamente creadas; un inaprensible lugar de confort hecho exclusivamente para no tener que cuestionarnos nada.
Hasta ahí mi pequeña venganza cargada de vanidad. Ahora les hablaré (poquito, no voy a aburrirles demasiado) de SLUMDOG MILLIONAIRE.
Resulta que un tipo se llena los bolsillos hablando de los pobres. A mí no me hace gracia. Resulta que un tipo emplea una falseada estética de videoclip para hablar sobre la pobreza. A mí no me hace gracia. Resulta que para este tipo las cosas ocurren por mandato divino, "está escrito" es su eslogan. Tampoco me entusiasma mucho. Resulta que el sonrojo ha dejado de formar parte de la vida británica; a un chaval de la calle le dan una paliza delante de dos orondos turistas norteamericanos, con Mercedes y todo, y el chico exclama "¿No querían la verdadera India? ¡ésta es la verdadera India!"... Ejem... Luego, la señora dice "Te daremos un trozo de la verdadera América", le da un codazo al marido y éste saca un billetazo de 100 dólares. Hasta aquí, nada extraño ¿no? Todo va respondiendo a un plan previo. Más tarde, casi al final, el premio máximo de la historia de la televisión depende de una pregunta que seguramente sólo saben dos o tres intelectuales privilegiados que leen veinte libros al día... Esto es: ¿Quién era el tercer mosquetero? ¿Aramis, D´Artagnan, el cardenal Richelieu o Planchet?...
Hasta aquí mi crítica (o lo que sea) de esta cosa, ganadora de ocho oscars.
Saludos temáticos.
1 comentario:
Me alegré de los premios que recibió por la ínfima parte que le tocó a la parte del reparto que en la realidad sí son paupérrimos, aunque no creo que hayan salido de pobres.
Como película, además de coincidir en tu análisis de los detalles, en líneas generales no me parece como para que haya acumulado tantos premios, sinceramente creo que las había mucho mejores.
Un saludo
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