lunes, 9 de marzo de 2009

Entrando a matar

La depresión que me ha producido el infructuoso visionado de algunos títulos recientes me lleva a las más diversas e imprevistas reflexiones. Por ejemplo: llevo tiempo queriendo ensañarme de lo lindo con un producto falaz e inconsecuente, que sin embargo deslumbró a bastantes en su momento. Sí, me refiero a ALATRISTE, ese monstruo de Frankenstein sin alma ni discurso, adoleciente de los peores defectos del cine de género yanqui, y donde no se puede encontrar ni rastro del supuesto "saber" castizo y hasta trascendente que Pérez Reverte insufla a sus novelas, perdidas siempre en su afán de deslumbrar a toda costa. Pero quería servirme de esto, más que nada para quejarme abundantemente, porque ALATRISTE la tengo muerta y enterrada desde hace tiempo.
¿Qué sentido tiene un despliegue tan enorme de recursos si no es persiguiendo un fin concreto? ¿Y por qué ese tufillo panfletista en un metraje que no se sabe si es corto o largo? ¿Y por qué chirrían tanto las escenas de acción? No porque estén técnicamente mal rodadas, sino porque termina siendo ridículo algo que a Gene Kelly le salía natural hasta con coreografía, mientras que Viggo Mortensen, al que no se le entiende una palabra, parece puesto ahí a la fuerza; un personaje zarandeado en lo argumental, pero también internamente, casi buscando dejar de ser protagonista.
Hacía mucho tiempo que no veía algo tan insufrible, pero sobre todo (y es lo peor) tan pagado de sí mismo, aunque así es el cine de Díaz Yanes, que cada año promete la "película definitiva" que relance a la industria patria. Lo que este señor parece no saber es que aquí no hay industria y que espolear a aburridos inversores americanos y franceses en busca de... ¿de qué? Si es que la cosa es fallida desde su concepto mismo, cuando nos apercibimos de que nos han vuelto a vender otro libro de historia (nótese la minúscula) donde todo es sabido y manoseado, con la particularidad de que todo esfuerzo para dotar de vida propia algo muerto acaba por pasar una factura de la que no sólo el film no se recupera, sino que arrastra en toda su magitud mastodóntica a un montón de títulos que pasaron sin pena ni gloria aquel año y que hubiesen merecido alguna que otra atención por parte de una crítica incomprensiblemente embelesada con esta cosa.
Espero que se haya entendido, si no, mis disculpas a quien se haya sentido ofendido.
Saludos mercenarios.

2 comentarios:

marguis dijo...

Eso de "Quien mucho abarca, poco aprieta" ejemplifica totalmente a esta película... yo la fui a ver al cine... hacía tiempo que no me aburría tanto...

Groupiedej dijo...

¿Que este bodrio deslumbró a alguien? Pues yo estuve a punto de poner una bomba en el cine, que era el único deslumbramiento que se merecía, mira tú por donde.
No le eches toda la culpa al pobre Díaz Yanes. Si hay alguien pagado de si mismo en esta patria nuestra ese es Pérez Reverte, que no sólo cree que es un gran escritor. Encima se lo dicen, y bastante más que a este futuro jueves...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!