THOSE WHO WISH ME DEAD es un título adecuadamente farragoso para un film tan farragoso como éste. Farragoso, entiéndanme, en la medida de cómo se complica la vida, se engola, se relame en sus propias carencias, para terminar transitando un camino demasiado trillado para ser tenido en cuenta. Se nota que es un encargo, pero no cualquiera, un encargo con muchas cláusulas, algunas incomprensibles ¿De verdad era Angelina Jolie la actriz más indicada para este papel? Su rol, además de desagradecido, está sustentado por un par de pinceladas directamente sacadas de cualquier serie ochentera. Ella es la heroína involuntaria de este thriller cascadete para ser del mismo director de la magnífica WIND RIVER, pero la jugarreta proviene del spoiler continuo. Con un mínimo bagaje, se puede anticipar cada cosa que va a pasar a continuación, y eso que la narración pretende despellejarse de artificios, internarse en un discurso coloquial y accesible, y no alargando mucho la función. Hay una tensión descompensada entre la forma, impecable, seria, de añejo sabor eastwoodiano, y el fondo, que no es más que una anécdota que se va exagerando a sí misma a medida que se va tomando demasiado en serio. Prefiero que la vean sin contarles mucho de qué va, porque estoy seguro de que van a ir descubriendo los títulos anteriores de los que Sheridan va extrayendo su material, como aquellas "píldoras azucaradas"... Sólo les prevengo de que hay un incendio forestal que no da miedo, sino que parece rodado con transparencias...
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario