Y en el extremo más alejado del cine de McQueen, de su manera de entender el contar las cosas, podríamos encontrar, por ejemplo (aunque serían incontables), al tándem Benson/Moorhead, "destinados" supuestamente a la renovación total de la ciencia ficción. Y sin embargo, su cine es viejísimo, no sólo no innova sino que se apoya en recursos dramáticos trillados. SYNCHRONIC es su última propuesta, una suerte de "giro definitivo" al tema de los viajes en el tiempo, que termina siendo lastrado por su propia incapacidad para combinar un relato fantástico con una realidad cotidiana. La premisa es simplísima, y nos habla de una droga sintética capaz de trasladar a quien la toma a un tiempo pretérito, en un viaje del que pocos vuelven intactos. Con la opción de desatar esos "límites temporales" y embarcarnos en una epopeya sensorial, los responsables de SPRING y THE ENDLESS, parecen querer fusionar ambas en un crisol más "auténtico". El resultado es frustrante, relegando los viajes a ínfimos insertos de realidad virtual, y trufando un metraje demasiado largo de diálogos que juegan a ser profundos, pero vistos de cerca no son más que una sarta de chorradas altivas. Me parece una película fallida, mal montada, y a la que no le hubiese venido mal un guionista con menos pavor al error sintomático. Es lo que suele pasar cuando te crees un autor total (en este caso dos) y piensas que tienes algo muy original que decir.
Extrañamente ramplona.
Saludos.
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