miércoles, 7 de agosto de 2019
Las alcantarillas
Que el cine coreano es, a día de hoy y desde hace ya algún tiempo, el gran renovador del thriller, entendiéndose éste como mucho más que un género, como si sus excelentes guiones se sirvieran de unos patrones reconocibles para indagar en profundidades de la realidad social y psicológica de un país en esencia contradictorio. Hace poco recordé que había una película que me gustó mucho hará un par de años, y di con su director, Na Hong-jin, para comprobar que su escueta filmografía (tres películas en once años) le ha bastado para consolidarse como uno de los nombres más interesantes del país asiático. Su debut, en 2008, fue CHUGYEOGJA (EL CAZADOR), en la que ya demostraba una madurez y una capacidad de sorprender absolutamente formidables. Como si de un cruce imposible entre el Fincher de SEVEN y el Eastwood de PODER ABSOLUTO se tratara, la maraña de personajes y situaciones fluctúan por encima de la línea principal, en la que se desvela que quizá quienes supuestamente están al margen de la ley terminan siendo más honestos con ella. El protagonista (un Kim Yoon-seok sobresaliente y que conquista su propio protagonismo) es nada menos que un proxeneta que dejó el cuerpo de policía simple y llanamente para ganar más pasta. Tras una serie de desapariciones de prostitutas, que le hacen sospechar de un reclutamiento "de la competencia", decide investigar por su cuenta en el momento que le pierde la pista a una chica a la que ha hecho ir a regañadientes a un servicio, sin sospechar que lo que está a punto de descubrir es mucho más retorcido y horrible de lo que nunca hubiese imaginado. No queda ahí la cosa, ya que en apenas media hora ya se ha desvelado la identidad del asesino, e incluso le han apresado, pero lo más angustioso está por llegar por el empeño del protagonista en encontrar a la chica desaparecida, mientras el tiempo juega en su contra y los poderes fácticos se enredan en burocracias absurdas que lo ralentizan todo. El final, demoledor, se me hace impensable en el cine americano, lo que quizá no haya alentado el típico remake. Son dos horas intensísimas, de gran cine que recuerda a otras épocas, cuando la denuncia social podía estar integrada en mitad de un policíaco trepidante.
Muy recomendable, y la lástima es que este señor haya rodado a un ritmo tan lento, aunque quizá ahí radique su secreto.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
Grandísima y magistral película, pero sobre todo asfixiante y oscura, terriblemente oscura y cruel. Me dejó con una sensación tremenda, sobre todo que la película se sustente en ese equívoco moral: que la cosa no vaya de un héroe o justiciero, sino de un infeliz cuya "preocupación" por la prostituta es meramente financiera. Uno se siente incómodo de estar con ese personaje, pero esa es la gracia de la película. Y claro, cuando el maldito se da cuenta de las cosas es demasiado tarde...
Saludos.
Desde luego no parece un debut, por la seguridad y firmeza con la que rueda este señor.
Un saludo.
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