jueves, 28 de abril de 2016
Modulación del fuera de campo
Veo, con pocas esperanzas, NADIE QUIERE LA NOCHE, último film de Isabel Coixet y que, aunque sólo fuese por su rutilante despliegue internacional, amén de sus nueve nominaciones, mantuvo cierto aura de posible ganadora del Goya. No fue así, pero pudo ser. Y es curioso, pero en la primera mitad de esta intensa, casi "herzogiana" película, logró (permítanme el chiste) un "Mi peli sin mí", ya que advertí un pulso y un brío inusuales en el ombliguista cine de la catalana. Es la historia de Josephine Peary, que organiza una imprudente expedición para encontrarse con su marido en un inhóspito punto del Polo Norte, puesto que está convencida de que éste al fin ha logrado llegar al centro del mismo y ser el primer hombre en conquistarlo. Robert Peary es omnipresente en la narración, como motor de arranque o impulso irracional para llevar a cabo lo que en vano los expertos intentan desaconsejar en vano a esta decidida mujer. Pero Peary no aparece, no es él el protagonista, sino su circunstancia, cómo interfiere su epopeya personal con un puñado de vidas al límite en condiciones más que extremas; he ahí el valor del guion de Miguel Barros, sostenido con acierto mientras los personajes se ven arrastrados a un destino fatídico, pero que pierde fuelle en el larguísimo, interminable desenlace, que parece una parodia involuntaria de LA QUIMERA DEL ORO (acepto las risas), pero sin ninguna gracia. Curioso, porque el drama épico le sienta bien a Coixet, y sin embargo el intimista se desgañita por parecer verosímil, y por supuesto que no lo consigue, por mucha grasa de ballena cruda que nos hagan tragar... Y luego está Juliette Binoche, una actriz tan grande que es capaz de echarse sobre los hombros este extrañísimo artefacto y hacer que nos lo traguemos de una sentada y no nos preguntemos cosas raras, que es lo que pasa casi siempre con las películas de Isabel Coixet. Porque le pudo salir mejor... pero también mucho peor.
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
Indéfilo,
a mí estas rarezas de Coixet, me gustan mucho,me parece que es osada y sin complejos,y es justo lo que necesita nuestro cine,porque sólo arriesgando y apostando alto,puede ocurrir que a veces,aunque sólo sea a veces,nos llevemos porciones de buen cine en la memoria.....
esta épica historia me parece tremendamente arriesgada,y disfruto cuando se adentra en el plano emocional de los personajes por encima de cualquier limitación geográfica o intercultural.
Te dejo enlace de la entrada que en su día le dediqué en el blog comunitario de Zinéfilas,en el que colaboro mensualmente:
http://zinefilaz.blogspot.com.es/2016/02/nadie-quiere-la-noche.html
Un saludo:)
La Coixet no me entusiasma demasiado. Ésta no está mal para ser de ella.
Un saludo.
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