jueves, 1 de mayo de 2014
Alain Resnais: Tributo a un maestro #9
Como una versión corregida y ampliada de LAS ESTATUAS TAMBIÉN MUEREN, la propuesta de Alain Resnais para L'ANNÈE DERNIÈRE À MARIENBAD (dominada en cualquier caso por la absorbente escritura de Robbe-Grillet) deja poco espacio a la duda o la confusión. Yo lo separaría del estatismo de Bresson por una cuestión fundamental: no hay un espacio a desarrollar, de no ser, claro, la entera imaginación de... ¿quién? ¿el hombre? ¿la mujer? ¿el marido? ¿Está el palacio desierto y somos testigos de unos ectoplasmas condenados a vagar por sus recargados e interminables pasillos? ¿Condenados, quizá, a ser recogidos por una cámara para dejar constancia de que sólo quizá existieron algún día? Es lo que se nos ha representado multitud de veces en el cine, el absurdo existencial de los fantasmas, entendiendo por "fantasma" la imagen cinematográfica como representación misma, muerta o fuera de la vida torrencial.
Hasta aquí una cierta idea (y ha de existir una infinidad más) de qué puede significar este film hermético e intemporal, pero no seríamos justos si no reconociéramos el gigantesco paso hacia la modernidad que supone ...MARIENBAD, la escolta insobornable de sus a menudo incluso obstinadas obsesiones formales; su jugoso gusto por la curiosidad con la que Resnais mueve su cámara de forma inverosímil. Es complicado intentar formar una opinión sobre "qué" es aquí lo real ¿lo son acaso los jardines, o los trampantojos que los representan en el interior? ¿Hay, en todo caso, un exterior? Es moderno su temperamento, la seguridad con la que expone su premisa, que curiosamente es una duda sobre otra duda sobre... Importa menos qué determina como línea argumental, si arriesgamos algo creyendo que se trata de otra historia de amor atormentado o de una crítica soterrada, calma en el espejo múltiple, de las convenciones sociales (en una línea de diálogo desafortunadamente no traducida llega a escucharse "Tráfico de influencias").
A lo mejor es nuestra capacidad de amar saltando desde lo que el cerebro llama corazón, o intentando olvidar algo que se supone que nos ocurrió precisamente para obviar la destrucción. Podría ser ese mismo recuerdo en una mente a punto de sucumbir, de un moribundo. O de un ángel...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
Tengo que sacar tiempo para darte la réplica gusanomarienbadiana.
Con anhelo...
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