jueves, 18 de julio de 2013
Cine por y para centros comerciales
Yo les pongo en situación. Entro a desayunar en el sitio donde lo hago habitualmente y, entre tostadas, jamón y cafeses, me topo con una conversación sobre no sé qué película entre el camarero y un cliente. A ver... una película mala, sonrojante, pero que es defendida por el cliente con una fruición que linda el cahierismo... Asómbrense. Yo no participo, he aprendido en todos estos años que de cine se discute con argumentos, no con caradura, porque luego pasa lo que pasa. Y pasó que el camarero, con ojos desorbitados de antiguas veleidades, nos refiere (sí, también me miró a mí) un título de los recientes: MAMÁ, del argentino Andrés Muschietti... aunque, ya se lo advertí a ustedes, el desgañitamiento le hace confundirse y mencionar a Guillermo del Toro, que creo (¡creo, ojo!) apenas desempeña el rol de mecenas en la sombra que da su empujoncito a un tipo que empieza con presupuestos grandes. En fin, que como yo soy así de gilipuertas, voy y veo MAMÁ ¿Y qué me encuentro? Lo resumiré. MAMÁ era un cortometraje en el que es fundamental la escueta duración para conseguir un shock que el espectador no imagina que va a encontrar, porque se trata de un instante en constante escalada rítmica. Al pasar al largo, algo tienes que hacer bien aparte de contratar FX digitales, porque ésta es una película repleta de estupideces, en la que todos los personajes sufren del que yo llamo "síndrome de Tom y Jerry", que como tantas veces he explicado consiste en no subir la cámara para no encontrarnos con la enfurruñada cara de los adultos que observan al gato y al ratón perseguirse interminablemente. Es un film que ya hemos visto muchas veces, con sustos que ya conocemos y tramas raquíticas de poco creíbles que son; contiene, es verdad, algunos alardes de cámara que ya se encontraban (de hecho constituían el motor principal) en el corto, pero no son más que ínfimos destellitos en esta nimiedad que, por si fuera poco, se remata con un final jodidamente ridículo. Eso sí, si lo que pretenden es dejar su mente en blanco frente a un cubo de palomitas durante 100 minutos... entonces es perfecta.
Saludos, mamíferos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
La propuesta es interesante. La moraleja es emotiva: madre no hay más que una, aunque sea un bicho. Todo lo de en medio es horroroso, especialmente la protagonista.
Es que la promocionaron en plan "Guillermo del Toro presenta...".
¿La Chastain, se refiere? Yo no creo que sea tan buena actriz, de verdad... De hecho ¿de dónde carajo salió esta chica?...
Es una película ABURRIDA, sin más; y yo, si me aburro, pues me aburro... Y aburrirse no es lo mismo que aborricarse, que es otro efecto secundario de esta cosa...
Publicar un comentario