domingo, 30 de octubre de 2011
Marcos y Susana
El cine de Daniel Burman se afianza sobre unas cuantas bases muy bien asentadas, lo que le da un interesante margen a la hora de indagar en esas historias interiores que tanto le gustan y que tan bien suele manejar. Y veo un ejemplo perfecto de esto en la que sigue siendo su última película, DOS HERMANOS, que incomprensiblemente de nuevo ha pasado de puntillas por carteleras españolas. Burman se adapta a los nuevos tiempos y lo hace con un corrosivo trabajo repleto de detalles y referencias, y que además cuenta con una dupla interpretativa memorable, Antonio Gasalla y la enorme Graciela Borges, que construyen dos personajes tremebundos, los dos hermanos a los que alude el título y que parecen querer matarse sabiendo que no pueden vivir el uno sin el otro. Él, un homosexual sesentón y apacible que se dedica a la orfebrería fina y sólo suspira por encontrar algún día un compañero afín; ella, una hiperactiva e insufrible agente inmobiliaria de medio pelo que vive en su propia burbuja de lujos, apariencias y sometimiento absoluto de cuanto bicho viviente se le cruce. La madre muere, lo que nos deja a dos seres tan diferentes que apenas podemos imaginar que compartan la misma sangre; y en torno a esa muerte, que no por esperada es consoladora, vamos entrando poco a poco (paciente, magnífico trabajo de guion) en esa zona a la que Burman quiere llevarnos sin prisas pero también sin trampas. El acusado trabajo de interpretación no enmascara el agridulce tramo final, donde Marcos se da cuenta de lo terriblemente sola que se encuentra su hermana, incapaz de la más mínima relación social, pero también de sus celos cuando él le comunica que desea llevar su propia vida. DOS HERMANOS podría haber sido una sucesión de enfermizas obsesiones, pero también una ágil comedia costumbrista, y hasta un tour de force mayestático; afortunadamente, es todas esas cosas y también algo que ronda no se sabe muy bien por dónde y que dota a esta extraña y fascinante película de un territorio propio francamente sorprendente. Muy recomendable en todo caso. La escena de apertura, simplemente magistral; no se puede describir mejor a dos personajes con apenas un par de frases...
Saludos hermanados.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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