miércoles, 23 de diciembre de 2009

El trono del orgulloso

Y si yo me meto ahora con la adaptación que hizo Peter Jackson de la que (reconocido por él mismo) es su verdadera película fetiche, el que sale perjudicado soy yo... Hombre, tampoco es que me vayan a condenar a un combate de sumo con el neozelandés (chungo asunto), sólo que me tildarán de rancio y desfasado. Da igual, no dejaremos, porque nunca lo hacemos, que los fuegos de artificio cieguen nuestros ojitos.
El título de la reseña no es casual, empecemos por ahí. Jackson lanza un órdago después de arrasar con su maniquea versión de LORD OF THE RINGS; donde otros habrían disfrutado de esas mieles, este tipo prefiere embarcarse en otro embrollo de tintes "psentimentales" que no es más que otra hábil y redonda operación de márketing. Tampoco son casuales sus más de tres horas; Jackson tiene que meter un montón de cosas y su sentido de la concisión ya sabemos cómo anda, por no hablar de todo lo que introduce como "novedades" respecto a la versión original. Seamos nosotros concisos: Peter Jackson no puede ser original porque no sabe serlo; su talento (que no es poco) consiste en poner al día lo que ya ha quedado desfasado. Y éste es un problema insalvable, puesto que no me parece ningún mérito tener mejores efectos especiales que un film hecho setenta años antes, eso se da por hecho; es en las distancias cortas donde se aprecian las costuras. Después de que la chica revolotee como un alfeñique entre dinosaurios, simios y demás bichos, se nos presenta un idílico atardecer que sirve de fondo a un cruce de miradas y gestos (la tranquilidad del montaje según Jackson); llevamos casi dos horas de efectos digitales y tenemos que ver el sentimiento, el trabajo de verdad... ¡tenemos que verlo! En un alarde de esquizofrenia, pasamos de ver Tom y Jerry 2.0 a lo que no necesita más de diez minutos para quedar claro.
Todos los que la defienden argumentan que es muy entretenida; yo ya no quiero entretenerme, estar entretenido no es sinónimo de calidad, sólo de desviación. Si nos desviamos del cine de calidad, si sólo buscamos que golpeen nuestros sentidos hasta quedar insensibles, eso es lo que encontraremos una y otra vez; cambiará el envoltorio, pero el sabor nunca cambia. Pidamos más caramelos.
Saludos pre-navidosos.

4 comentarios:

Kinezoe dijo...

Qué manía con hacer pelis de tres horas cuando la podían haber despachado en la mitad de tiempo... ¿Entretenida? Puede ser, pero se olvida tan pronto se ve... Cine palomitero. Yo también quiero más caramelos.

PD: Menudo repasito al mes de diciembre; no estuvo mal (leyéndolo todo y contestando después en una tacada, ¿eh?... no creas que no te leí...).

...Felices Fiestas y todo eso...

David Cotos dijo...

Felices Fiestas. Te comento que he consolidado mis blogs en un solo blog "Cine para usar el Cerebro". Felices Fiestas.

Luis Cifer dijo...

Si no quieres entretenerte, eres muy libre de hacerlo, pero la vida ya es bastante dura y sosa a veces. Un poco de buen espectáculo nunca viene mal, sobre todo entre tanta basura tipo Transformers o GiJoe.

dvd dijo...

Lo que no quiero es entretenerme a toda costa. Si un film se ve ligerito, de acuerdo; lo malo es que se sacrifique al guión (y la coherencia) para mostrar muñequitos sin ton ni son...

... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!