sábado, 6 de junio de 2009

El uso adecuado de la lupa

No se puede contar más en menos tiempo... ni mejor. En 1953, cuando Sam Fuller fue contratado por la Fox para dirigir un panfleto anticomunista (así, como suena), las películas que no pasaban de los 75 minutos eran serie B automáticamente, lo que venía a significar una menor distribución y apoyo. Uno ve PICK UP ON SOUTH STREET ahora y sigue babeando de placer. Hay de todo: unas interpretaciones maravillosas, de múltiples matices, como Richard Widmark encarnando a un carterista de poca monta, Jean Peters (Dios, qué mujer) como la bella ingenua que es utilizada por el resto de personajes en su beneficio o la inolvidable Thelma Ritter en uno de esos papeles que pasan a la historia, el de una apacible ancianita que es la mejor confidente de la policía y cuyo único afán consiste en reunir el dinero suficiente para comprarse una tumba digna y no acabar en una fosa común. Fuller dirige con mano maestra este trepidante thriller en el que la premisa original era una floja historia sobre el robo casual de una especie de fórmula secreta que debía ir a parar a manos de los comunistas; pero hay tantos matices, tanta complejidad moral, que Fuller logra lo impensable: zarandear al espectador de un lado a otro hasta que lo del microfilm es lo de menos. Hay una imposible historia de amor masoquista entre el amoral y violento carterista que busca limpiar sus antecedentes con el trueque y la chica sin mucha sesera, que cree haber encontrado al fin el amor. Hay unos geniales diálogos entre la anciana confidente y los agentes de policía, en los que poco a poco les va sacando billetes por información. Hay un par de secuencias magistralmente rodadas en las que Widmark ejerce su "oficio", secuencias que más tarde recrearía Robert Bresson con no menos maestría en su obra maestra PICKPOCKET, pero recuerden que primero fue Fuller.
En definitiva, una gozada de cine del que ya no se hace, o cómo convertir una serie B panfletista en un clásico inmortal. Cosas de genios.
Saludos con la mano en el bolsillo... por si acaso...

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!