Para que vean que no me olvido de esos entrañables frikis, amantes insomnes de lo bizarro y/o antinatural; nadando contracorriente, o mejor, flotando... ¿Qué sería de la blogosfera sin ellos?, pregunto.
THE EVIL DEAD. Hay dos cosas casi imposibles de lograr en una primera película: hacer reír o provocar miedo (llorar se llora mucho por lo pésimo...). En 1981, Sam Raimi decidió que con un presupuesto mínimo, unos actores sin experiencia, una única localización y algunas caretas podría hacer temblar a toda una generación. Y a fe mía que lo consiguió. El truco está, creo yo, en no atiborrar de tópicos el film, pese a que el mismo instigase posteriormente una interminable serie de tics imitados hasta la saciedad, y dejar las explicaciones profundas para otros más ilustrados.
THE EVIL DEAD nos cuenta la historia de unos chicos repletos de hormonas que dan a parar a una tétrica cabaña, donde encuentran un magnetofón que una vez puesto en funcionamiento desata unas fuerzas infernales que se apoderan de los chavalines, haciendo que se lastimen unos a otros... Hasta aquí nada nuevo, pero Raimi logra momentos de extrema tensión jugando con encuadres inverosímiles y efectos de montaje francamente ingeniosos, como el retroceso para dotar de antinaturalidad a los movimientos de los demonios. El resultado es un clásico extraño, que dio lugar a dos secuelas de vertiente humorística aún más extrañas y que confirmó a su autor como la enésima esperanza del fantástico, aunque, qué quieren que les diga, tras ver su videojuego de telarañas y correspondencias, no creo en la existencia (una vez más) del talento infinito.
Saludos malos malosos.
2 comentarios:
QUE PASOTE!!!! JAJAJAJA
Me he comido la serie entera con patatas...
Patatas y ketchup, sería ¿no?
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