Esta película, que pasó bastante desapercibida en nuestro país, es un caso bastante curioso sobre cómo se cierran algunas bocas demasiado acostumbradas a la crítica por la crítica, casi por costumbre. LE GOÛT DES AUTRES es exactamente el tipo de elícula que no nos esperaríamos encontrar desde el país galo; es ácida pero compasiva, diáfana en su propuesta pero profunda si el espectador se implica. Su estética es sencilla (me recuerda mucho a las bazofias españolas de principios de los 90), creo que deliberadamente; sus personajes están tan bien dibujados que nos olvidamos de que son actores, funcionan como un engranaje, como la cutre compañía de teatro que aparece en la misma y que es la que tiene la culpa de la fascinación del protagonista, con el que, aunque no queramos, sentimos inmediatamente una extraña empatía, aunque no se trate precisamente de un tipo simpático.
Ésta es la historia de una redención imposible, la de un empresario burgués, acomodado en su reducto de producción, beneficios, despidos, ajetreos varios y achaques de salud. Un día, de la forma más insospechada, conoce a una mujer y salta la atracción, no se sabe cómo pero salta. El problema es que dicha mujer pertenece a un estrato social diametralmente opuesto al suyo; su vida es artística, bohemia y bastante desinteresada. Los estrambóticos tejemanejes del empresario para poder estar junto a la aspirante a actriz de teatro son hilarantes al mismo tiempo que patéticos. Él la contrata para tomar clases de inglés; va al teatro a verla; asiste a exclusivas reuniones de artistas fingiendo un conocimiento que no tiene... Todo ello va borrando la inicial imagen del antipático y amoral empresario y va dibujando un nuevo hombre que quiere una segunda oportunidad en la vida. Un hombre enamorado que encarna a la perfección esa otra societé francesa, más mediterránea que normanda, más intuitiva que chauvinista. Personajes "para todos los gustos"...
Saludos piadosos.
2 comentarios:
Esta la disfruté mucho... es una muestra de que se puede hacer una comedia con gracia y con "chicha" sin recurrir a sandleradas
El personaje del empresario está muy bien conseguido, porque, sobre el papel, tiene todas las de perder, pero acabas empatizando más con él que con el grupo de actores, supuestamente bohemios y tal, pero a su manera tan exclusivistas también respecto a quien dejan entrar en su círculo: tal vez el emporesario sea, con respecto a ellos, un gañán... pero también es un tipo sin dobleces.
Ahora, yo de lo que me acuerdo es de la mujer del empresario y su afición al interiorismo, con muchos estampados de flores, ja, ja...
Me sorprende que pasase tan deprisa. En Portugal estuvo meses y es una peli de "culto" (en ambos sentidos). Pero como dice Gloria, el personaje del empresario, del kleinemensch, es perfecto. A mi me ha pasado estar con personajes "elevados" que se han reído de un amigo mío por no ser como ellos. Es eso la elite intelectual? Puede ser, pero no es propio de hiperboreos. Los gañanes son ellos. Porque los arrogantes, malvados, preconceptuosos, podridos son esos "bohemios". No lo son. Un hiperboreo, un bien nacido, un sensei, enseña a todos como si fuesen inocentes y candidos. Desde el principio. Y trata al ignorante como tal, porque no tiene culpa de ello.
Son unos bobos (bohemios burgueses) que se creen redimidos de su culpa por leer a Proust. Tomemos nota.
Saludos. Perdonad que venga poco (va también por ti, Gloria, pero es que estoy de curro hasta las orejas, o hasta las ojeras, if you know wha I mean)
Publicar un comentario