jueves, 30 de enero de 2020
Hasta arriba
Valga el título para ilustrar ampliamente un artefacto tan complicado de abordar como COLOR OUT OF SPACE. Sea por la ambición de Richard Stanley por no aposentarse en ningún lugar común, o simplemente porque alguien iba "hasta arriba" de algún producto lisérgico, una vez visto lo que ha perpetrado el mítico director sudafricano. Casi 25 años llevaba Stanley sin ponerse tras las cámaras, después de ser literalmente pateado del rodaje de aquel despropósito que fue LA ISLA DEL DOCTOR MOREAU, y ha tenido que ser la productora que hizo posible la locura visual de MANDY la que lo haya devuelto al cine, aunque haya tenido que ser con un film tan difícil de defender como éste. Sea como sea, esta inmersión en el inabordable universo lovecraftiano es, al menos, honesto con lo que se propone, aunque le puede finalmente la tentación de desbarrar por encima de cualquier lógica narrativa. La historia la conocemos: el extraño meteorito que cae en una apartada granja, en la que empiezan a ocurrir drásticas transformaciones, sin que uno sepa con exactitud lo que está pasando. Profundamente irregular, es curioso que se empiece ya a hablar de las actuaciones de Nicolas Cage como un género en sí mismo, mientras el resto intenta asistir como invitado de piedra o le copia su miríada de gestos y alaridos. No sé, habrá a quien le guste mucho y todo lo contrario, pero a mí me ha dejado más indiferente que otra cosa; aunque siempre puedes filmar una escena en la que a Joely Richardson vuelve junto a Cage del hospital, donde le acaban de amputar dos dedos, y éste se ponga a cantar algo parecido a una ópera... Lo dicho, un género en sí mismo...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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