lunes, 22 de octubre de 2018

Un gol tardío



A veces nos preguntamos por qué los maestros son maestros ¿Por qué son sus obras, y no otras, las que son elevadas a obras maestras? La respuesta la encontramos en películas como THRESTIR (GORRIONES), otra muestra más del interesantísimo panorama fílmico que se lleva desarrollando en Islandia desde hace algunos años. THRESTIR es un film al que se le adivinan magníficas intenciones desde el principio, pero que es incapaz de asir con firmeza ni su relato ni sus personajes, en exceso dispersos entre el desolado paisaje islandés (bellísimamente fotografiado, eso sí) y una trama principal a veces indescifrable, que oscila ebriamente entre el ensueño onírico, una rebeldía adolescente demasiado tibia y la desidia de los padres, ocupados en olvidar su monótona existencia. La maestría consiste en la perfecta conjugación de todo lo anteriormente descrito, y que por añadidura no se note, sino que fluya con tanta naturalidad que nos olvidemos de que todo ha sido planificado y rodado. Rúnar Rúnarsson parece tener muy bien esamblado el film, pero le falla la ejecución, al menos en gran parte del mismo; sólo en el ultimísimo (y demoledor) tramo logra zafarse de sus incomprensibles y autoimpuestas cadenas y alzar el vuelo hacia el terreno más complicado, el que conjuga la ternura con el horror. Y como uno de esos goles que llegan ya en el descuento, apenas sirve para maquillar un film de todas maneras estimable (se llevó la Concha de Oro en 2015), pero de cuyo director cabe esperar bastante más riesgo y labor.
Saludos.

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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...

¡Cuidao con mis primos!