miércoles, 6 de junio de 2018
El color de la forma #10
Es difícil describir una película como SAYAT NOVA. Quizá sea mejor así. Los soviéticos acribillaron a Parajanov, lo encarcelaron, no le permitieron volver a hacer cine. Quizá haya sido mejor así, el martirio es indisoluble de la creación poética. SAYAT NOVA no es cine, es poesía. Sé lo que cuenta Parajanov, no es la vida del poeta, no es su obra, ni sus convicciones. Es su interior, lo que la gente no es capaz de comprender que es desatado constantemente en el alma sensible, en la mente creadora. Es una pulsión que pugna por derramarse, eyacularse en sangre amando tanto la fragancia como la podredumbre. La reivindicación de Parajanov, de SAYAT NOVA, no es tanto cinematográfica como ontológica. La gratitud es inmensa, devocional, y reafirma la orfandad del séptimo arte, la necesidad de otra voz pura e insobornable.
Maten al carnero, pisen la uva, esparzan las cenizas de un papiro que contenga el último poema de amor. Puede que así entiendan SAYAT NOVA. Escupan en las cuencas vacías de dios, derramen la leche legendaria, sometan su voluntad a la voluntad del niño. Quizá atisben algo del significado de SAYAT NOVA. O mejor sea no entender nada, por temor a quedar ciego para siempre...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
"He viajado por el mundo, incluso a Etiopía pero nunca vi nada que se compare
con tu ojos mirando hacia atrás."
El reverso tenebroso de "Paterson"
El siglo XXI necesita un remake con CGIs de Sayat Nova.
Lo digo en serio.
Es una película única, como un asteroide flotando solo en el universo. Se puede uno acercar a ella, la puede copiar, extraerle sus asombrosas ideas, pero es imposible llegar al misterioso motor que contiene en el centro de su discurso. Yo sostengo humildemente que es lo más cerca que estaremos de leer poesía mientras vemos cine. Ahí es nada..
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