viernes, 6 de octubre de 2017
Películas para desengancharse #27
ALL THE PRESIDENT'S MEN es una película imprescindible para entender qué significa el género "intriga política". Afortunadamente, la mayoría de films posteriores a ella no se han atrevido a ir por su mismo camino, porque hubiesen sido pestiños infumables por doquier. Son varios los elementos que hay que recalcar para comprender el auténtico valor de esta cinta, elevada ya a los altares como clásico indiscutible. Primero, que no hablamos de cualquiera cosa, sino de, quizá, el mayor escándalo político de la historia de Estados Unidos y, por tanto, de toda la historia reciente. El caso "Watergate" no fue sólo un asunto de financiación ilegal (¿de qué me suena esto a mí?), sino una trama de corrupción de proporciones gigantescas y que atentaba contra los principios básicos de la democracia misma. Después, Alan J. Pakula, director solvente pero poco dado a los arrebatos artísticos, siguió a pies juntillas la hoja de ruta marcada por el impresionante documento que es el libro escrito por Carl Bernstein y Bob Woodward, dos jóvenes periodistas que actuaron imprudentemente, que es la única forma de enfrentarse al poder establecido y poder extraer la verdad cuando absolutamente nadie está dispuesto a hablar. Pero lo más importante es la estructura del film, donde Pakula elige otorgar todo el protagonismo visual a dos estupendos Robert Redford y Dustin Hoffman, relegando al fuera de campo a la gran mayoría de interlocutores, poniendo de manifiesto la tremenda dificultad de sus investigaciones, casi siempre pendientes de un hilo y al borde de la corazonada. Esta forma de filmar, de encuadrar los rostros, casi opresivamente, es la seña de identidad fundamental de una película que pide al espectador toda su atención en una maratón de nombres, fechas, lugares y motivos, corriendo siempre el riesgo de caer en una astenia narrativa imposible de digerir para cinéfilos poco acostumbrados a usar su propia capacidad de retentiva. Por ello, yo agradezco que directores más lerdos que Alan J. Pakula no hayan caído en la tentación de copiar un modelo que es único, porque entonces el desenganche habría sido dscomunal...
Por cierto, cómo echamos de menos por aquí unos "Woodstein" de la vida...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
Vamos, como la prensa de hoy mismo aquí mismo, un cúmulo de invenciones perpetradas con la única intención de satisfacer a los lectores y patrocinadores del signo político que en cada caso corresponda.
Por cierto, el final de la película, con el sonido del teclado de la máquina de escribir imponiéndose al discurso televisado, es antológico.
Yo soy de la opinión que conspira acerca de que este film contribuyó decisivamente a la llegada de la modernidad como método narrativo. Un saludo
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