lunes, 4 de enero de 2016
D. W.: El padre del cine #44
ORPHANS OF THE STORM unía a las hermanas Gish, Lillian y Dorothy, para representar el papel de dos huérfanas que ni eran huérfanas ni eran hermanas... Y que además es lo de menos en este fastuoso retrato de la gestación de la Revolución Francesa, que Griffith realizó a partir de la novela de d'Ennery y Cormon, o al menos no es tanto motivo central como instrumento ético y estético. Una, Louise, además de ciega es fruto de la indeseada unión de un hombre del pueblo con una marquesa, por lo que es abandonada y recogida por un hombre de buen corazón, que la cría junto a su hija natural, Henriette. Ambas crecen felices hasta la muerte del padre, por lo que quedan desamparadas y separadas; una a merced de los deseos de un aristócrata bastante hijo de puta (el adjetivo no puede ser otro), mientras que la otra es explotada como mendiga, aprovechándose otra ídem de su ceguera. Pero dos horas y media dan para muchas cosas, y Griffith aprovecha para circular con energía e intención alrededor de la decadente clase aristocrática francesa, y de paso presentar al ínclito Robespierre y al reverenciado Danton, que es incesantemente presentado como "el Lincoln francés". Aún con sus grandes altibajos, su inacabable trasiego de personajes y amalgamiento de sucesos históricos, se trata de un film en mi opinión notable, de una fuerza expresiva increíble, que denota a un narrador seguro de su profesión, al tiempo que confirma a Griffith como un incesante inventor de imágenes. No hay más que echar un vistazo a su colosal parte final, ocupada ya por entero por las imágenes de la Revolución, y en la que todos los afluentes apuntados confluyen en un grandioso espectáculo visual, algo que no debía resultar novedoso en un director acostumbrado a las grandes empresas, aunque es cierto que este film es a menudo considerado como la definitiva claudicación de Griffith hacia un cine más recatado, por decirlo de alguna manera.
Yo, por hacerme el interesante nada más, se la hubiese puesto varias veces a Sofia Coppola... Pero no me lo tengan en cuenta...
Saludos.
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
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