lunes, 9 de marzo de 2015
D. W.: El padre del cine #9
Antes que nada, me gustaría disculparme por una ausencia ajena del todo a mi voluntad y que nunca hubiera sido deseada, excepto para lo que ha servido, que es intentar recuperarme de una agenda atropellada y saturada, que me ha obligado a, según se dice, "parar el carro".
Pero como siempre he defendido las virtudes medicinales de la escritura, debemos continuar con este largo repaso a la figura del señor Griffith.
THE GOLDEN LOUIS es un pequeño y triste cuento de aires dickensianos, en los que sobresale la cruda imagen de una niña obligada a mendigar en una fría noche y que cae exhausta sobre unas escalinatas; un hombre se apiada de ella y le deja un Luis de oro, pero apenas tiene fuerzas para darse cuenta. Lo llamativo viene luego, cuando la niña despierta, pero la moneda ha desaparecido en manos de un jugador, que apuesta, gana y repentinamente va en busca de la pobre desgraciada para darle sus ganancias, aunque quizá no llegue a tiempo...
En cambio, THE SEALED ROOM es un terrorífico relato de Edgar Allan Poe, en el que un rey descubre la infidelidad de su esposa con un bardo. Preso de la ira, no se le ocurre otra venganza que emparedar vivos a ambos en la habitación que les sirve de escondite. Probablemente se trate del primer film que de forma tan evidente usa la puesta en escena en busca de un clima de angustia progresiva y que abunda en la obsesión del escritor norteamericano con los enterramientos en vida.
Asimismo, THE LONELY VILLA es un estimable anticipo de ese subgénero de "encierro y acoso", que tanta trayectoria ha tenido en el cine norteamericano. Se trata de una banda de ladrones que, con el propósito de robar una casa, primero urden un plan para alejar al padre y luego acorralan a la madre y sus tres hijas en una habitación, donde su única salvación parece depender del funcionamiento de un teléfono. No se puede meter más suspense en ocho minutos.
THE CURTAIN POLE es más un trabajo de Mack Sennett que de Griffith, al menos en cuanto a su concepción, descaradamente orientada al slapstick desenfrenado e incontrolable. De hecho, su argumento no puede ser más absurdo (entendiéndose "absurdo" como un mecanismo cómico): Sennett, exageradamente caracterizado, rompe la barra de una cortina; el simple hecho de salir a buscar un repuesto, sumado a su torpeza innata, provoca un caos en las calles que involucra a policías, tenderos, transeúntes y cualquiera que se interponga entre este curioso personaje y su objetivo, que es reponer cuanto antes el estropicio. Divertida, pero menor...
... Y, saludos...
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... ¿Y todo esto lo ha hecho usted solo?...
No, necesité estar rodeado de siete mil millones de personas...
2 comentarios:
ya me estaba asustando...
Sí, yo también...
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